FESTEJOS TAURINOS

El número de corridas, novilladas y otros festejos taurinos mayores se ha reducido un 60% en Aragón en los últimos 20 años

En dos décadas la DGA ha pasado de tramitar cada año más de 120 festejos con muerte a autorizar en torno a 50. Por el contrario, los encierros, las vaquillas y otros espectáculos populares han mantenido casi intacta su pujanza.

PLAZA DE TOROS DE LA MUELA INAUGURACION DE LA CUBIERTA/7/6/08/ CARLOS MONCIN /
Inauguración de la cubierta de la plaza de toros de La Muela. En los años previos a la crisis este municipio llegó a celebrar hasta seis festejos mayores al año, entre corridas de toros, de rejones y novilladas.
Carlos Moncín / Heraldo

El número de festejos taurinos mayores ha caído un 60% en Aragón en los últimos 20 años. Según las estadísticas de la Dirección General de Justicia e Interior, en dos décadas la DGA ha pasado de tramitar cada año más de 120 corridas, novilladas, festejos de rejones y otros espectáculos que implican la muerte de los animales lidiados a autorizar en torno a 50.

Por el contrario, en ese mismo periodo de tiempo los festejos taurinos populares (encierros, vaquillas, toros ensogados...) prácticamente han mantenido intacta su pujanza, ya que el descenso en este tipo de espectáculos sin muerte apenas llegó al 20% en los peores años de la crisis económica y además posteriormente han recuperado buena parte de la caída que sufrieron.

El reglamento de espectáculos taurinos del Gobierno de Aragón considera festejos taurinos mayores las corridas de toros, las novilladas con y sin picadores, las corridas de rejones, los festejos mixtos, los festivales, las becerradas y las representaciones de toreo cómico.

Siempre según las estadísticas de la Dirección General de Justicia e Interior, en las dos últimas décadas el récord de festejos taurinos mayores celebrados en Aragón se estableció en el año 2000 con 129 autorizaciones. Desde entonces, la cifra de corridas, novilladas, festejos de rejones y otros espectáculos con muerte no ha parado de caer sin apenas excepciones.

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En 2003 experimentó un repunte que volvió a elevar la cifra hasta los 118 festejos, y en los años previos al estallido de la crisis económica se mantuvo en el entorno de los 107 o 108 espectáculos anuales. Sin embargo, una vez desencadenada la recesión los festejos taurinos mayores se desplomaron: en apenas un lustro se redujeron prácticamente a la mitad (de 101 en 2008 bajaron a 53 en 2013).

Desde entonces, con ligeras oscilaciones, en Aragón se han celebrado cada año entre 49 y 53 festejos taurinos mayores, lo que indica que, si bien la cifra no ha logrado remontar, sí ha conseguido detener su anterior caída libre.

Por tipos de festejo, las corridas de toros han sido las más numerosas en los tres últimos años con un 39,7% del total de festejos mayores (60 de 151). A continuación se sitúan las novilladas sin picadores (23, el 15,2%), las corridas de rejones (20, el 13,2%), los festejos mixtos (19, el 12,6%), los festivales (18, el 11,9%) y las novilladas con picadores (11, el 7,2%).

Los festejos populares

En cuanto a los festejos taurinos populares, la normativa autonómica distingue dentro de esta categoría tanto los encierros por la calle como las sueltas de reses y el toreo de vaquillas en una plaza o en otro recinto cerrado. Además, atendiendo a las peculiaridades de la tradición local, el Gobierno de Aragón también autoriza espectáculos como el toro ensogado, el toro embolado, el toro de fuego, el toro engamellado o los encierros a caballo por el campo.

En este tipo de espectáculos que no conllevan la muerte de ningún animal el récord de los últimos 20 años también se estableció en 2000 con 1.276 días de festejos autorizados, lo que significa que en realidad el número de festejos celebrados fue muy superior, ya que la autorización se concedía para un día independientemente del número de espectáculos que se celebraran a lo largo de esas 24 horas.

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A partir de esa cifra máxima, las autorizaciones de festejos taurinos populares también descendieron algo para volver a crecer en los años anteriores a la crisis. Sin embargo, en este caso la caída, aunque inevitable, fue mucho menor que la de los espectáculos con muerte: de 2007 a 2012 el número de días de festejos autorizado 'solo' bajó un 16% (un 21% respecto al récord de 2000), y además a partir de ese año las cifras iniciaron otra tendencia al alza, aunque con alguna oscilación.

Desde el año 2017 las cifras ya no son comparables a las anteriores, ya que las estadísticas de la DGA han pasado a reflejar el número real de festejos populares celebrados (no el número de días de festejos, como sucedía hasta entonces). No obstante, solo en la provincia de Zaragoza tanto en 2017 como en 2018 se celebraron más de 1.500 espectáculos cada año, con una continuidad casi total que también se dio en el número de días de festejos autorizados en los municipios de Teruel (425 y 420, respectivamente) y de Huesca (22 y 29). Como muestran esos datos, en la provincia altoaragonesa la afición a los festejos taurinos populares sigue siendo muy reducida en comparación con el resto de la Comunidad.

Una caída muy similar a la del total del país

El descenso del 60% que han sufrido los festejos taurinos mayores en la Comunidad es muy similar en porcentaje al que se ha producido en el total del país, aunque a nivel nacional el récord de espectáculos con muerte se alcanzó en vísperas de la crisis, unos años más tarde que en Aragón.

Así, mientras en la Comunidad las autorizaciones de corridas de toros, novilladas, festejos de rejones y otros espectáculos de este tipo alcanzaron sus cifras máximas en el año 2000, en España lo hicieron en 2007 con 3.651 festejos mayores. Sin embargo, según las estadísticas que recopila el Gobierno central, desde ese año hasta 2018 el número de festejos taurinos mayores celebrados en todo el país ha caído un 58,3%, prácticamente lo mismo que en Aragón.

Las posibles causas

En cuanto a las posibles causas de ese desplome de los festejos mayores, el crítico taurino Ángel Solís reconoce que la primera de todas es el descenso en el número de aficionados. “La afición está desaparecida, ahora como mucho hay espectadores”, distingue Solís, quien además hace otras consideraciones para explicar lo que está pasando en las plazas de toros.

“Evidentemente, en la época de las vacas gordas hubo un superávit tanto de festejos como de ganaderías”, señala este crítico taurino recordando, como ejemplo arquetípico, lo sucedido en La Muela. “En La Muela no es que llegara a haber hasta seis corridas y novilladas, es que los carteles eran mejores que los de Zaragoza”, recuerda.

Solís también subraya que los toros son un espectáculo “muy caro” y que ahora todas las grandes ferias se televisan (aunque sea por canales de pago). Además, sostiene que hay un condicionante “político” que acentúa aún más la crisis que atraviesan este tipo de festejos y asegura que el toreo está sufriendo una época 'valle' por la falta de matadores que enganchen a los aficionados. “Eso ha pasado siempre, no es nuevo y se soluciona con la aparición de verdades grandes figuras”, opina Solís, quien niega que las instituciones subvenciones las corridas y las novilladas. “Eso se dice mucho, pero es mentira”, asegura.

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