Los aragoneses del Tren fantasma

La localidad francesa de Sorgues celebra hoy el paso del último convoy de muerte con más de 300 deportados desde el campo de concentración de Le Vernet al de Dachau, que tardó dos meses para un trayecto de tres días

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Recorrido del ferrocarril desde los campos de concentración de Le Vernet a Dachau
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Sorgues, una pequeña ciudad del Sureste de Francia, recuerda hoy, como todos los 18 de agosto desde 1990, el verano de 1944 en el que la ciudad se sobrecogió con uno de los episodios más espeluznantes y trágicos de la Segunda Guerra Mundial, del que este año se cumple el 75 aniversario: el paso del Tren Fantasma, el último convoy, con más de 700 deportados, salido desde el campo de concentración francés de Le Vernet, junto a Toulouse, con destino al campo alemán de Dachau. Bombardeos, sabotajes, rotura de vías, falta de abastecimientos… le convirtieron en un tren de muerte que tardó dos meses en cubrir un trayecto de tres días. Un viaje en condiciones infrahumanas que realizaron 33 aragoneses, exiliados republicanos a los que el Gobierno colaboracionista de Vichy tenía confinados en Le Vernet por su condición de ‘extranjeros indeseables'. En esa lista aparece Casimiro Manuel Mainar Mainar, alcalde republicano de Vistabella de Huerva huido por amenazas de muerte y que pasó a Francia al final de la Guerra Civil, al que su localidad natal ha rendido homenaje este mes de junio, recuperada su figura por las investigaciones realizadas por su nieta Olga Garde Mainar.

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Casimiro Manuel Mainar murió en el campo de Dachau
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Saber que su abuelo había sido recluido en Le Vernet, enviado desde la cárcel de Toulouse ha sido uno de los descubrimientos que Olga, apoyada por su familia, ha realizado en el último año, ya que la pista de Casimiro, al que en casa siempre llamaron Manuel, se perdió poco después de pasar a Francia. "Escribió cartas a mi abuela, que ella rompía por miedo", dice Olga para la que este 2019 ha sido "un viaje emocional muy intenso". Tras años sin saber qué había sido de él, en 1945 llegan rumores a la familia de que Casimiro ha muerto en el campo de concentración austríaco de Mauthausen, conocido como el campo de los españoles. El BOE del pasado día 9 publicó el nombre de los españoles muertos en este campo, para que su defunción pueda ser finalmente registrada.

El comunicado de Cruz Roja

No será hasta 1957 cuando el trágico destino se confirme: Francisco Orús, otro aragonés con el que Casimiro coincidió en el grupo de trabajo en Francia y el campo de Le Vernet, cumple la promesa que los amigos se hicieron y se pone en contacto con la familia. "No lo hizo antes por no dar la mala noticia de su muerte, pero ese año pasa algo muy especial: Alemania anuncia que indemnizará a las víctimas de los campos de concentración nazis y le escribe a mi abuela para que haga la solicitud", dice Olga. Tras los trámites, les llega un comunicado de la Cruz Roja Internacional y el certificado de defunción alemán con la fecha de su muerte y la precisión de que se produjo en Melk, un subcampo de Mauthausen.

Orús y Mainar siguieron compartiendo destino hasta Mauthausen en el Tren Fantasma. Es la denominación con la que ha pasado a la historia el último convoy de deportados salido del campo Le Vernet, en una Francia por la que ya avanzaban los ejércitos aliados tras el desembarco de Normandía producido poco antes, el 6 de junio de 1944. 

En plena retirada nazi, Le Vernet es disuelto y vaciado por los alemanes el 30 de junio. Se ponen en marcha los preparativos para formar el convoy y 403 detenidos del campo, entre ellos 260 republicanos y 60 mujeres, son llevados a la cárcel de Cafarelli, en Toulouse, de la que salen un total de 576 prisioneros hacia la estación de mercancías de Raynal. Allí se les añaden 150 presos de la prisión de Saint-Michele, también en Toulouse, y otras 24 mujeres más. 

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Abajo, reunión del 554 Grupo de Trabajadores en Lot. Mainar aparece abajo en el centro, con jersey, y Orús, arriba a la derecha.
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Durante horas deben esperar hacinados en una explanada, vigilados por las metralletas alemanas y los milicianos franceses, mientras se forma el tren. Finalmente, parten el 3 de julio de 1944 en dirección a Burdeos y Angulema con el fin de llegar a París y, después, a Alemania. Pero el avance aliado hace que esa zona de Francia hierva en combates y el recorrido es caótico: la Resistencia hace saltar puentes, dispara al tren... y en Angulema son ametrallados por la aviación aliada. El teniente alemán que dirige el convoy decide volver a Burdeos donde los prisioneros son encerrados en una sinagoga, si bien las mujeres son transportadas a la Caserna de Boudet. Permanecen varados 28 días durante los que sigue el terror: los alemanes fusilan a varios detenidos acusados de intentar evadirse. El 9 de agosto el tren vuelve a partir de nuevo hacia Toulouse, con 160 prisioneros más, procedentes del Fuerte de Ha.

Francia hierve en combates y el recorrido es caótico: la Resistencia hace saltar puentes, dispara al tren y la aviación aliada les ametralla   

El hacinamiento en los vagones crece: los prisioneros se juntan unos a otros para poder dormir por turnos. El calor es insoportable. "No había bastante comida porque el viaje no tenía que haber durado tanto, pero lo peor era la sed. Te volvía loco", explicaba una superviviente del tren fantasma, Conchita Ramos, al periódico francés 'La Dépêche'. El convoy continúa su viaje en medio de parones y cambios de rumbo, que alimentan su imagen de ‘tren fantasma’, porque nunca se sabía dónde estaba. De Toulouse se dirige a Carcassone, Nimes...

En Roquemaure, los aliados han hecho saltar el puente, y se decide que los prisioneros vayan andando hasta la siguiente estación, en Sorgues. Son 18 km que estos hombres y mujeres extenuados deben realizar a pie en la ardiente canícula del 18 de agosto. Los habitantes de Sorgues no olvidaron nunca cómo vieron llegar a los 700 deportados a los que la población, apiadada, prestó ayuda. Les llevan agua, comida, fruta... desafiando el control de las tropas germanas que ni siquiera permiten a los prisioneros acercarse a las fuentes. Algunos aprovechan para escapar, será el caso de Félix Burguete, de Luesia, Demetrio Gimeno de Mazaleón, o del fabarí Gumersindo Puente. Vicentes Muzas, de El Grado, lo había hecho al paso por Chateuneuf-du-Pape, población intermedia. Apenas hay descanso, el convoy prosigue su viaje tras tomar un nuevo tren con el que llegará a Montelimar. El teniente quiere dejar los cadáveres de los prisioneros muertos a la Cruz Roja, que pide para ello quedarse también con los heridos y así consiguen salvarse algunos deportados más. En Valence vuelve a haber evadidos, como José Fontán, natural de Esplús.

La frontera alemana se va acercando, en Chalindrey, deben frenar el convoy por daños en las vía; el político antifascista italiano Francesco Nitti es uno de los que aprovechan que el tren circula muy lento para escapar; en 1945 escribirá un libro explicando su odisea en el Tren Fantasma. Merrey, a 250 km de la frontera se presenta casi como la última oportunidad, el tren debe parar por los sabotajes de la Resistencia y se logra la mayor huida: 80 prisioneros escapan de su infierno rodante. En total, 158 prisioneros consiguieron huir durante el viaje, aunque alguno, como Ramiro Arcas Javierre, de Boltaña, murió posteriormente por las heridas de metralla recibidas al intentar la evasión.

Unos 158 prisioneros lograron huir, aunque alguno, como Ramiro Arcas, natural de Boltaña, murió por las heridas de metralla recibidas en su evasión
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Imagen de los barracones del campo de concentración de Le Vernet
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A los que no lo consiguieron, el campo de Dachau los recibió el 28 de agosto. Las mujeres siguieron hacia el de Ravensbruck. El profesor e investigador de Ejulve Juan M. Calvo Gascón habla de este convoy en su libro ‘Itinerarios e identidades. Republicanos aragoneses deportados a los campos nazis’: "Entre el colectivo de deportados del tren fantasma figuraban 31 aragoneses (veintiocho hombres y tres mujeres), nueve murieron durante su estancia en los campos nazis, ocho se evadieron durante el viaje, trece fueron liberados por los aliados en 1945 y una mujer figura como desaparecida". El francés Henri Farreny, de la Amical de Antiguos Guerrilleros Españoles en Francia y autor junto a su hermano Charles del libro ‘L’Affaire Reconquista de España’, ha añadido recientemente dos más. Casimiro murió meses antes de la liberación en el campo de Melk y su tortuosa historia ha necesitado que su familia se empeñase en recomponer los vericuetos de su drama: bucear en archivos, rastrear entre fichas y periódicos antiguos, recorrer las etapas por donde pasó su exilio y deportación. La publicación en el BOE del pasado 9 de agosto de la lista de fallecidos en Mauthausen puede ser el punto de partida para que otras familias puedan emprender también este camino de recuperar la memoria de sus familias. Para para Calvo Gascón tiene "un valor muy positivo, por primera vez en un documento oficial español se reconoce el fallecimiento de estos deportados".

Errores y datos obsoletos

Miembro de la Amical de Mautahusen, Calvo Gascón afirma que "muchos familiares se han puesto en contacto con nosotros tras la publicación de la lista. Quedan muchas historias por rescatar y suele ocurrir que, como en el caso de Casimiro Mainar, son la tercera generación, los nietos, quienes más investigan para saber qué pasó realmente con su familiar". Lamenta que la lista "contiene errores porque se ha elaborado con documentos obsoletos". "En la actualidad sabemos que 5.121 españoles fallecieron en los campos de concentración nazi; en la Amical de Mauthausen estamos creando una base datos que publicaremos en la web próximamente de los fallecidos", anuncia. En la web aragonesesdeportados.es se puede encontrar también información. ¿Por qué acabaron en campos de concentración nazis estos españoles detenidos en Francia como prisioneros de guerra o en operaciones policiales? "El gobierno franquista negoció con la cúpula del Reich y el gobierno colaboracionista de Petain su traslado a campos de concentración y exterminio", señala Carlos Hernández en su libro ‘Los últimos españoles de Mauthausen’.

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Réplica del vagón del Tren fantasma que puede verse en el campo de Le Vernet
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En el antiguo campo de concentración, junto al apeadero de Vernet d’Ariege, un vagón de la época recuerda las condiciones en las que tuvieron que viajar los pasajeros forzados de este terrorífico tren. El lugar, denominado ‘Espacio Vagón’ fue inaugurado el pasado 5 de junio en una ceremonia institucional en la que se leyó una carta del presidente Macron. Los viajeros que pasen en ferrocarril camino de Toulouse podrán ver este vagón varado y las fichas de todos los que pasaron por el campo. Datos recogidos minuciosamente y en una larga labor de años por los miembros de la Amical del Campo de Vernet, asociación formada por antiguos supervivientes del campo y sus familiares, como otras tantas en diversos lugares de Francia, auténticas artífices de que esta memoria no se pierda. Ellos, como otros, participan en la celebración de hoy en Sorgues, impulsada por la Amical del Tren Fantasma, en la que se recordará la llegada de los 700 deportados.

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