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Más de 400 profesores se prejubilan cada curso en Aragón

El número de profesores que se prejubilan a los 60 años aumenta. Como Carlos García, profesor en el Hilarión Gimeno y uno de los impulsores del bilingüismo en Aragón.

Carlos García, profesor jubilado, en Helios.
Carlos García, profesor jubilado, en Helios.
Guillermo Mestre

Más de 400 profesores se prejubilaron el año pasado en Aragón con 60 años, según los datos recogidos en el Informe 2019 sobre la situación del sistema educativo en Aragón. Por cansancio, porque quieren tener más tiempo para otras actividades y porque la profesión docente es muy estresante son algunos de sus motivos.

A partir de los 60 años, con 30 cotizados, los funcionarios pueden retirarse de forma anticipada. El número de profesores que se prejubilan está aumentando en los últimos años en Aragón. En el curso 2017-18 se prejubilaron 441 (220 de Primaria y 221 de Secundaria), 119 más que el año anterior y casi el doble que hace cuatro años. Por provincias, el curso pasado se prejubilaron 311 docentes en Zaragoza, 80 en Huesca y 50 en Teruel.

Muchos de ellos siguen después vinculados a la enseñanza de manera informal o realizan otras labores sociales, como Carlos García, profesor que se acaba de jubilar en el colegio Hilarión Gimeno de Zaragoza. "Cumplí los 60 el 3 de octubre, pero quería acabar el curso con mis alumnos, así que no les dije que me jubilaba hasta junio. Ahora estoy disfrutando de más tiempo libre para hacer deporte y pensando cómo me organizaré a partir de septiembre. Quiero seguir vinculado a mi colegio y colaborar con otras entidades del mundo de la educación, dando clases de español para inmigrantes o participando en refuerzos educativos para niños que tienen menos medios y posibilidades", explica.

Le dio vueltas al momento ideal para jubilarse. "Llevaba 40 años de profesor, la mitad de ellos en el Hilarión. Me gusta mi trabajo y podía haber seguido hasta los 80 años, pero consideré que era el momento de dar un paso a un lado. Hay que dejar sitio a la gente joven, que traigan nuevas ideas, darles oportunidades", apunta.

Un maestro muy vocacional

Carlos García es un profesor muy vocacional y un defensor de la escuela pública. "Tenía clara mi vocación de maestro desde que nací", asegura. Nacido en un pueblo de Burgos (Cilleruelo de Bezana), su madre murió cuando él tenía un año y estudió en Zaragoza con becas para huérfanos. "Tenía buenas notas y podía haber elegido cualquier carrera, pero tenía claro que quería ser maestro", cuenta.

Carlos García, profesor jubilado, en Helios.
Carlos García, profesor jubilado, en Helios.
Guillermo Mestre

Carlos estudió Magisterio en la Universidad de Zaragoza y se especializó en inglés. Su primer colegio tras aprobar las oposiciones fue el Calixto Ariño durante dos meses. Después le tocó viajar, como a todos los profesores: Mequinenza, Biota, Lécera, Utebo, Casetas, La Almunia y Zaragoza, además de un año de auxiliar de conversación en Inglaterra y varios veranos en Estados Unidos.

Carlos García fue uno de los impulsores del programa bilingüe del British Council en el Hilarión Gimeno. El Fernando el Católico (en el barrio Oliver) y el Hilarión (en el barrio Jesús) fueron los primeros colegios públicos bilingües de Aragón y de los primeros de España del proyecto del British Council. El bilingüismo ha crecido después y es una de las grandes apuestas de los gobiernos autonómicos y central para la educación en España. "Los comienzos fueron difíciles: no teníamos ordenadores ni internet en el colegio, no teníamos recursos y teníamos que preparar nuestros propios materiales para dar las clases en inglés. El bilingüismo se ha extendido mucho y es un gran avance, pero no hay que olvidar que algunos alumnos necesitan más apoyos para aprender en otra lengua", apunta.

Con 40 años de experiencia docente, mira atrás y analiza con perspectiva: "La educación ha mejorado mucho. Ahora tenemos muchos más recursos. Internet ha revolucionado la educación. Los niños de ahora tienen muchos estímulos y saben mucho más que nosotros a su edad. Aunque a veces esta sobreestimulación también tiene sus inconvenientes. Los niños de hoy están muy enganchados a la tecnología, son impacientes y más nerviosos, cuesta más que escuchen y presten atención en clase. Algunos tienen tanta carga de extraescolares que no les queda tiempo para jugar. Y el juego es tan importante como el estudio y el descanso", asegura.

Carlos quería acabar el curso "con discreción", pero vivió una despedida "muy emocionante" con compañeros, excompañeros, alumnos y exalumnos de más de 20 años en el Hilarión. "Una de las enseñanzas más importantes de todos estos años es que los niños tienen que ser felices en la escuela, es lo que he intentado siempre en mis clases. Si son niños felices, luego serán adultos felices", subraya, antes de marcharse a la pista de tenis en Helios.

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