Iglesia

El Papa nombra al arzobispo de Zaragoza miembro de la Congregación Vaticana para los Institutos de Vida Consagrada

La designación es un por un periodo de cinco años. Vicente Jiménez continuará con sus distintas responsabilidades, tanto en el Arzobispado de Zaragoza, como en el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española 

En la imagen de archivo, el arzobispo de Zaragoza en una audiencia con el Papa.
En la imagen de archivo, el arzobispo de Zaragoza en una audiencia con el Papa.
Arzobispado de Zaragoza

El papa Francisco ha confirmado a monseñor Vicente Jiménez Zamora, arzobispo de Zaragoza, como miembro de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, tal como ha notificado el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado. Dicha designación es por un periodo de cinco años.

Monseñor Jiménez Zamora fue designado miembro de esta Congregación por el propio papa Francisco en febrero de 2014. En la actualidad, dentro de esta responsabilidad vaticana, el arzobispo de Zaragoza trabaja en la elaboración del nuevo ‘Directorio de las Mutuae Relationes in Ecclesia’ (‘Las Mutuas Relaciones en la Iglesia’), sobre la colaboración entre los obispos diocesanos y las congregaciones religiosas.

Tras este nombramiento pontificio, don Vicente Jiménez Zamora seguirá trabajando en este dicasterio, al menos, hasta mayo de 2024. Asimismo, seguirá con sus distintas responsabilidades, tanto en el Arzobispado de Zaragoza, como en el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española.

La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada fue fundada por Sixto V el 27 de mayo de 1586. Esta se ocupa de todo lo que se refiere a los Institutos de vida consagrada (Órdenes y Congregaciones religiosas, masculinas o femeninas, Institutos seculares), y a las Sociedades de vida apostólica en cuanto a régimen, disciplina, estudios, bienes, derechos o privilegios.

Es también competente para lo que concierne a la vida eremita, las vírgenes consagradas y las relativas asociaciones y las nuevas formas de vida consagrada.

Su competencia se extiende a todos los aspectos de la vida consagrada: vida cristiana, vida religiosa  y vida clerical. Es de carácter personal, no tiene límites territoriales, aunque algunas determinadas cuestiones de sus miembros se remiten, sin embargo, a la competencia de otras Congregaciones. Dispensa también del derecho común a aquellos que le están sujetos.

Es competente, además, para las asociaciones de fieles eregidas con el fin de convertirse en Institutos de vida consagrada o Sociedades de vida apostólica y para las Terceras Órdenes seculares.

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