Ángela Yunta Blasco, la mujer de 88 años cuyo cadáver fue hallado por la Guardia Civil el pasado 19 de junio emparedado en su casa de Pozondón, en la que vivía con sus dos hijos de 48 y 50 años de edad, fue asfixiada con una almohada.

Así lo confesó el hijo de la anciana, según indicaron esta semana fuentes de la Fiscalía de Teruel. Pedro Blasco se declaró culpable de haber matado a su madre el mismo día en que fue detenido, algo que ocurrió la mañana en que fue descubierto el cuerpo de su progenitora dentro de un armario abierto en la pared y tapiado con cemento desde hacía más de dos años. Al igual que su hermana, Isabel, que podría haber colaborado en los hechos, Pedro permanece en prisión provisional.

Ambos están siendo investigados por el Juzgado de Instrucción número uno de Teruel por asesinato y fraude a la Seguridad Social. Los dos hermanos declararon ante el juez que ocultaron la muerte de su madre, ocurrida el 4 de marzo de 2017, para poder seguir cobrando su pensión, cifrada en mil euros al mes.

La Fiscalía de Teruel investiga ahora el volumen de la cuantía que habrían percibido fraudulentamente los dos hermanos y otros extremos en materia dineraria. En el caso de que en las cuentas bancarias de la familia hubiera dinero sobrante, este sería devuelto a la Seguridad Social.

Tras la autopsia, Ángela Yunta ha sido enterrada en la capital turolense. Los gastos funerarios han sido asumidos por el juzgado instructor si bien irán con cargo a la herencia de la mujer. Ángela Yunta y sus hijos llegaron a Pozondón hace una década y se instalaron en la casa familiar del esposo de aquella y padre de Pedro e Isabel, ya fallecido. Los dos hermanos estaban solteros y no tenían trabajo.

Reconstrucción del asesinato de Pozondón