Pedro e Isabel, dos hermanos entre tímidos y huraños

Los vecinos recuerdan que Pedro era correcto pero callado, una reserva que su hermana extremaba hasta lo enfermizo.

Los detenidos por el crimen en Pozondón
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Los vecinos de Pozondón, una localidad con veinte residentes permanentes, coinciden al describir a Pedro Blasco –que se ha declarado culpable de la muerte de su madre, Ángela Yunta– como una persona correcta e incluso "educada", pero a la vez tímida y que eludía la conversación con los vecinos. Esta timidez se volvía enfermiza en su hermana, Isabel, dos años mayor.

Pedro llegó con su madre y su hermana a Pozondón hace 16 años sin oficio conocido y allí ha trabajado de forma ocasional para el Ayuntamiento en labores de "mantenimiento", como explica el alcalde, Mario Cáceres. Se trataba siempre de tareas "básicas", como barrer, limpiar o desbrozar.

Cáceres califica al operario intermitente como una persona "correcta y cordial" que nunca causó ningún problema vecinal o de convivencia. Reconoce que su locuacidad no iba más allá de la cortesía y sin entablar nunca charlas prolongadas. "Es una persona que nunca busca la conversación", dice el alcalde.

Un vecino, Vicente Herrero, que se ocupa puntualmente del bar municipal, señala que, aunque poco hablador, Pedro aceptaba con normalidad las bromas que le gastaba. Herrero describe al detenido como un lector habitual y una persona que estaba "muy puesta" en informática. Dice que, aunque huía de las fiestas con aglomeraciones, le gustaba participar en la cabalgata de Reyes, donde siempre desempeñaba el papel de Baltasar.

Isabel lleva hasta el extremo el retraimiento de su hermano. Solo salía de casa acompañada de Pedro y cuando lo hacía "no abría la boca", dice un vecino, que considera este comportamiento un indicio de que estaba "dominada" por su hermano. Otra fuente vecinal añade que el carácter reservado de la hermana raya con "lo patológico" y señala que, a pesar de haberse cruzado con los dos hermanos en numerosas ocasiones, no salieron de sus labios más que las palabras "hola y adiós".

Mario Cáceres y Vicente Herrero están de acuerdo en que los dos hermanos Blasco daban respuestas poco creíbles cuando eran preguntados por su madre. Herrero señaló que Pedro le dijo al ser interrogado sobre Ángela que la había llevado a una residencia de ancianos de Guadalajara. Había partido a las 06.00 de un día y regresado sin ingresar a las 04.00 del día siguiente, un horario insólito que habría impedido que nadie viera a la anciana salir y entrar de casa. A las propuestas de vecinos de visitarla, Pedro e Isabel se oponían frontalmente o recurrían a evasivas.

Con estos antecedentes, Vicente Herrero admite que no le "sorprendió" enterarse de que Ángela Yunta estaba muerta, pero no le "cabe en la cabeza" que el callado y tranquilo Pedro la haya asfixiado hasta morir.

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