Aguas bravas en Aragón, ríos de olas y espuma para todo el verano

El buen tiempo permite disfrutar de nuestros ríos en todas sus posibilidades y Aragón cuenta con algunos cauces magníficos para gozar de la adrenalina de las aguas bravas. Siempre con guía, pueden compartirse con toda la familia.

El descenso en rafting ofrece emoción y altas dosis de adrenalina, y su estabilidad lo hace apto para el público más familiar.
El descenso en rafting ofrece emoción y altas dosis de adrenalina, y su estabilidad lo hace apto para el público más familiar.
Rebeca Cardenas Sanchez-UR Pirineos

Ha llegado la época de vivir la emoción de las aguas bravas, una actividad para la que Aragón cuenta con trepidantes tramos fluviales que permiten disfrutar a lo grande del desafío de las olas. Este es el momento ideal «porque las condiciones son las mejores: máximo caudal y temperaturas agradables» afirma Fermín Pérez Larrea, de la empresa River Guru, de Murillo de Gállego. La temporada alta llega en julio y agosto, por la mayor presencia del público vacacional, y porque la posibilidad de realizar descensos se mantiene durante el verano, ya que muchos de estos ríos se encuentran regulados. Así ocurre con el Gállego, el Ésera o el Cinca, donde las presas permiten mantener controlado el nivel de las aguas y poder disfrutar de manera constante de estas actividades deportivas. La primavera es el mejor momento para luchar con las olas en los ríos que aún permanecen salvajes, como el Ara, el Cinqueta, en Plan, o el Forcas, en Bergua.

«Este año ha sido menos seco que el anterior, estamos realizando todas las actividades con normalidad y esperamos que sea un buen verano», afirma Miriam de la empresa UR Pirineos, de Murillo de Gállego, que señala que la temporada se puede alargar «hasta mitad de octubre, siempre sujetos a que se mantengan los caudales».

Aunque para la práctica de aguas bravas destacan los ríos que tienen su cabecera en los Pirineos, como los mencionados, Teruel se ha sumado también a esta actividad de ocio y naturaleza, con algunos tramos del río Guadalope, que nace en la sierra de Gúdar. Allí la empresa Geoventur se lanzó hace dos años a esta aventura y encontraron el lugar idóneo en Castellote, en un tramo de 10 km del Guadalope en su camino hacia Abenfigo, donde ofrecen rafting en barcas neumáticas con capacidad para 6-8 personas, y en kayak por la zona de Calanda.

En todas las ubicaciones el rafting es la actividad más popular: «Vas en una balsa y se trata de una experiencia compartida, como no tiene una dificultad técnica y es más estable y segura que otras, es perfecta para practicar en familia, incluso con niños de corta edad o personas mayores», dice Fermín Pérez. En sus descensos por el Gállego «hay un tramo de 8 km de rápidos no aptos para los más pequeños, pero para el resto no hace falta nada especial, salvo saber nadar», explica. En Campo, Ésera Aventura realiza también descensos en rafting. «El tramo de La Silla son 7 km, con una duración de una hora, accesible para todos los públicos, incluso personas con discapacidad», afirma María Ruiz, de esta empresa, que realiza descensos por el Ésera y por el Ara. «Como la embarcación va timoneada por un guía pueden participar menores de 14 años», añade. Que se trate de la modalidad más accesible no le resta emoción: «las sensaciones del descenso son igual de intensas, te salpican las olas, navegas entre los rápidos...», dice Fermín Pérez.

Hidrospeed y kayak

Frente a la bajada en grupo del rafting, el kayak y open kayak se practican de manera individual y por parejas. El kayak, conocido como la ‘piragua de aguas bravas’ es una canoa rígida que permite realizar los recorridos más excitantes, ya que con ella se puede bajar y subir la corriente, cambiar de dirección... e incluso maniobras más radicales (esquimotaje, surf, looping...) para lo que ya se exige preparación. El kayak «da muchas más posibilidades, pero es más inestable por lo que requiere formación», dice Fermín Pérez, de River Guru, donde se imparten cursos, al igual que otras como UR Pirineos, donde lo recomiendan como «la mejor manera de vivir las aguas bravas». La aparición de los ‘packraft’, canoas que pueden llevarse plegadas en la mochila e hincharlas al llegar a un río y disfrutar en cualquier momento, es una razón más para aprender a manejar el kayak.

Un curso de kayak nos permitirá tener la técnica para las maniobras más radicales.
Un curso de kayak nos permitirá tener la técnica para las maniobras más radicales.
Jorge Oliván- River Guru

Para una práctica más básica no es necesario formación previa y puede ser practicado a partir de los 14 años «siempre según criterio del guía que observará el nivel de habilidad de cada participante, e irá dirigiendo el recorrido» señala Ruiz de Ésera Aventura. En el open kayak, el usuario va en una canoa abierta. «Las sensaciones son parecidas a ir en kayak pero la embarcación es mucho más estable», dice Miriam Lanaspa de UR Pirineos.

Para algunos el hidrospeed es el deporte de aguas bravas más emocionante. «No hace falta cursillo, tras unas instrucciones con ejercicios en la zona de aprendizaje, se está preparado para ir río abajo, entre rápidos y espuma. Es la actividad ideal para los que buscan más sensaciones», afirma Miriam Lanaspa. «Se baja en una especie de trineo de agua, parecido al ‘bodyboard’ de mar», explica Pérez, de River Guru. Se practica con una plancha de espuma de alta densidad «forma hidrodinámica, en la que se meten los brazos; vamos subidos en ella hasta la cinturas y las piernas quedan dentro del agua para aletear», añade. «Como se va a ras de agua, las sensaciones son mucho mayores, una ola de medio metro te pasa por encima de la cabeza...», dice Pérez. Pese a ello, es una actividad abierta a todo el mundo, aunque puntualiza que «en primavera, por el mayor caudal, está indicada solo para personas jóvenes y activas, porque requiere esfuerzo físico, pero luego es apto para todos a partir de los 14 años».

El stand up paddle es la modalidad más novedosa.
El stand up paddle es la modalidad más novedosa.
Rebeca Cardenas Sanchez-UR Pirineos

El ‘stand up paddle’ es la última novedad llegada a las actividades acuáticas. «Mezcla las técnicas del surf con las paladas del piragüismo», dice Miriam Lanaspa, de UR Pirineos. «Se trata de una tabla de surf especial, hinchable y adaptada a los ríos, sobre la que vas de pie o de rodillas, ayudado por un remo de 2 metros», apunta Fermín Pérez, de River Guru. Introducido primero para navegar aguas tranquilas ha llegado también a las bravas donde da una gran sensación de libertad y permite disfrutar del paisaje.

Son actividades que se desarrollan de manera general durante media jornada aunque también es posible hacer un día completo. «Muchas veces se combina la mañana de aguas bravas y con la tarde de navegación tranquila. O con una yincana en el río, nadando saltando... y la gente disfruta también muchísimo», dice Ruiz, de Ésera Aventura. Todo el material técnico (cascos, chalecos, neoprenos, aletas, remos...) es proporcionado por las empresas. El usuario solo debe preocuparse de llevar calzado cerrado que se pueda mojar, traje de baño, protección solar y accesorios para la ducha.

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