Mucho más que una bisagra
De no estar a estar y ser decisivos. Así es el viaje que ha emprendido Ciudadanos en Aragón, un trayecto que le concede la importancia necesaria para dar y quitar mayorías de gobierno y que lo convierte, a su vez, en algo mucho más complejo que una simple bisagra política. Sin ignorar que lo que ocurra en Aragón responderá al diseño del gran tablero nacional, la formación naranja tiene la llave de la DGA y de los tres principales ayuntamientos de la Comunidad (Zaragoza, Huesca y Teruel). Con Ciudadanos se inaugura un nuevo periodo de pactos que afectará a todo el mapa político aragonés y que, con total seguridad, se guiará por su naturaleza diversa. La geometría variable entra en juego en Aragón y lo que servirá para la DGA será imposible en el Ayuntamiento de Zaragoza. Nos introducimos en un tiempo de subastas en el que no solo será clave lo que pida Daniel Pérez (Albert Rivera mediante), sino que también será determinante lo que Javier Lambán (PSOE) esté dispuesto a dar o sacrificar para mantenerse cuatro años más en el Gobierno de Aragón.
Si Ciudadanos lo desea, el giro puede ser total y la derecha podría hacerse con el control de las principales instituciones, algo que también concede un especial peso a PAR y Vox. La victoria de Lambán se ha demostrado insuficiente y la de Pilar Alegría en el Ayuntamiento quizá solo le sirva para liderar la oposición de la izquierda, claramente descompuesta y víctima de un descontento que no solo ha sacudido a Pedro Santisteve (ZEC), sino que se ha extendido al resto de Aragón con especial virulencia.
Por su parte, los populares acarician con los dedos la alcaldía de Zaragoza, sabiendo que Jorge Azcón puede convertirse en primer edil y con ello, aparte de haber evitado el temido sorpaso de Ciudadanos, salvar la cara a su líder nacional, Pablo Casado, quien ahora sabe que su poder se encuentra en el territorio y que su supervivencia política continúa dependiendo de la importante implantación municipal y autonómica de su partido.
