Objetivo: Clonar olmos para recuperar las olmedas naturales víctimas de la grafiosis

Desde que la grafiosis, “una enfermedad de gran virulencia y rapidez de expansión, transmitida con gran efectividad por unos pequeños escarabajos del género Scolytus, y muy difícil de controlar por métodos químicos o biológicos”, como definen desde el proyecto Life+ Olmos Vivos, arrasase con los olmos más característicos de Aragón y de toda España en general, los investigadores han tratado de encontrar, en un primer momento, la forma de acabar con dicha enfermedad; y al ver que no era posible, de seleccionar los genotipos resistentes en los escasísimos olmos autóctonos resistentes que se encuentran para clonarlos.

De esta forma, el programa español Life+ Olmos Vivos, liderado por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y el ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), ha conseguido siete clones resistentes a la grafiosis de Ulmus minor, una de las cuatro especies de olmo ibérico que fue arrasada por la enfermedad. Siete clones, que, como exponen desde la iniciativa, “han sido catalogados por la Administración como material forestal de reproducción cualificado, por lo que se permite la propagación y uso de estos clones para fines forestales”.

En la Comunidad aragonesa, llegaron a quedar, a principios del milenio, escasos ejemplos, entre otros, en la localidad oscense de Sallent, en la turolense de Fortanete o en la zaragozana de Garrapinillos. Pero gracias a la obtención de estos clones de Ulmus minor y a la reforestación de algunos lugares ahora se pueden encontrar, según detalla el mapa que muestra el proyecto Life+ Olmos Vivos, en el sureste de la provincia de Teruel, desde la comarca de Cuencas Mineras hasta Comunidad de Teruel pasando por el Matarraña y Gúdar-Javalambre. También, entre otras, en el este de la provincia de Zaragoza y la zona del Moncayo. Y, en Huesca, se encuentran ejemplos en la zona de Barbastro, por ejemplo.

A pesar de ello, se sigue considerando que el olmo se encuentra en peligro de extinción y es por ello, por lo que el Consejo de Ministros ha modificado el acuerdo suscrito entre el MAPA y la UPM, en diciembre de 2017, para la conservación de los olmos ibéricos, con el objetivo de adaptarlo a las necesidades actuales y al estado del conocimiento científico existente. Estos cambios conllevan también un reajuste en la distribución de las aportaciones del MAPA, que se enmarcan en el Programa Nacional de Desarrollo Rural (PNDR) y que están cofinanciadas en un 75% por el Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (Feader), sin alterar la cantidad total prevista, que asciende a un máximo de 828.654 euros. Conforme a la nueva distribución de anualidades, corresponderían 284.524,97 euros para 2019; 210.899,79 euros para 2020 y 153.460,02 euros para 2021.

Y es que este programa, pionero en la conservación y mejora de los olmos a nivel internacional, que nació en 1986 como respuesta a la mortalidad generalizada a comienzos de la década de las olmedas españolas, pretende que en los próximos dos años se puedan obtener al menos cuatro clones más, que amplíen la lista de los siete ya certificados, e incluso, actualmente, se investiga en su mejora genética mediante hibridación entre ellos, con el objetivo de incrementar su resistencia..

Esta especie, que en un tiempo fue tan característica del paisaje aragonés, sobre todo de las riberas, se espera que pueda ser restaurada en estas con acciones como la de la Asociación Naturalista De Aragón (Ansar), que decidió colaborar con Life+ Olmos vivos, plantando olmos procedentes de este proyecto de investigación en su vivero. “Con ello, ayudamos a extender estos olmos resistentes a la grafiosis en nuestra Comunidad autónoma”, explican. Y es que recuperar las olmedas, como definen en el proyecto pionero, es un trabajo de colaboración entre todos los agentes implicados.