Hablando de elecciones, siempre surge la asociación entre Ohio y Aragón.

En todos los países hay una región predictiva. En Estados Unidos es Ohio; en España, Aragón.

O sea, que quien gana en Aragón, gana en España.

Suele ocurrir. En otra época era Valencia. Ahora, Aragón.

Quizá sea porque los dos nos hallamos en el noreste…

La geografia, en este caso, constituye puro azar.

¿En qué nos parecemos a Ohio?

En nada. Ohio retrata Estados Unidos, y Aragón, a España. Son dos realidades diferentes.

¿Qué retratan?

La composición socio-demográfica, las actitudes, los valores, las formas de vida. Aragón plasma la estructura de valores de un español medio. Española, en este caso, pues hay más mujeres que hombres en Aragón y en España.

Dibújenos ese perfil, por favor.

Sería una mujer aragonesa de poco más de 45 años, casada, con un hijo, y que probablemente se haya divorciado o se divorciará.

¿Qué más puede dibujar?

Tendría una formación media, nada sectaria, tolerante.

A la derecha de la izquierda, y a la izquierda de la derecha.

Bonito trabalenguas… Y acertado.

¿A qué partido votaría?

Entre el PP y PSOE, o el PSOE y el PP. También contaría Ciudadanos.

Con todo lo que controlan ustedes, ¿cómo fallaron las predicciones en Andalucía…?

Antes de nada, una precisión.

Precise, por favor.

No eran predicciones, sino descripciones.

Fallaron las descripciones, pues…

No.

Nadie previó el subidón de Vox….

En España no se pueden publicar sondeos en los últimos cinco días de campaña. En estos últimos días ya se detectó la bajada del PP, pese a que acabó gobernando. También, que el PSOE y Podemos bajarían, y bajaron. La crecida de Vox fue súbita.

Tampoco acertaron con Trump…

Hay que aclarar que en las últimas elecciones de Estados Unidos, Hillary Clinton obtuvo dos millones más de votos que Trump, pero por el sistema de distribución de escaños en determinados estados, Trump se hizo con el poder. .

¿Qué factores subrayaría como decisivos en estas elecciones?

La participación. El electorado está desmotivado. Puede haber la participación más baja de las 14 elecciones de la democracia. En conjunto, la media ha sido de 73,8%. En 2016 hubo un 69,9%.

¿En qué influye la participación?

En las últimas seis elecciones, cuando la participación es menor a la media, gana la derecha. Hay que considerar el voto joven, que suele ser propenso a la abstención.

¿Por qué?

Porque la gente se hace votante a medida que en la vida asume responsabilidades, cuando toma conciencia de que su voto puede ser decisivo. En esta franja de edades, el voto suele ser progresista.

¿Qué flujos de votos advierte?

Del PP hacia Ciudadanos y Vox. También, la crisis de imagen de Podemos, que nutre al PSOE. El voto se ha fragmentado de forma sensible. Estamos ante un probable escenario de cinco partidos entre el 10 y el 30% de los votos.

¿Y la España vaciada?

Puede ser determinante.

¿Qué me dice…?

Sí, la España vaciada puede decidir el próximo presidente. Sobre 350 escaños totales, aportará 103. De esos 103, alrededor de 20 pueden adjudicarse por un margen de un punto porcentual.

¿De cuántos votos hablamos?

Le pondré el ejemplo de Orense en las elecciones de 2016: el último escaño, que fue para el PP, se decidió por solo 183 votos. Si Podemos hubiera obtenido 184 más, habría sido para Podemos.

¿Quién ganará?

El partido que más votos obtendrá probablemente será el PSOE. Pero no gana de verdad el que gana, sino el que gobierna.

¿Y quién gobernará?

Eso lo decidirá la capacidad de llegar a acuerdos, a consensos. Ese es el verdadero arte de la política.