8 de marzo

Así fue la primera manifestación feminista de Zaragoza en 1978

Más de millar y medio de personas marcharon el 22 de junio bajo el lema 'Divorcio y derechos para la mujer'

1978 fue un año de protagonismo femenino. Ya 1975 fue declarado por la ONU Año Internacional de la Mujer y las primeras iniciativas aragonesas en este campo surgen en Zaragoza, en la primavera de 1976, con la aparición de la Asociación Democrática de Mujeres Aragonesas (ADMA. Dos años después, el 22 de junio de 1978 más de un millar y medio de personas participaron en la primera manifestación feminista propiamente dicha que recorrió las calles de la capital aragonesa encabezada por una pancarta firmada por la Coordinadora de Asociación Feministas con el lema ‘Divorcio y derechos para la mujer.

“El desfile de los manifestantes, entre ellos numerosas mujeres jóvenes, discurrió con normalidad y en medio de una considerable expectación. Quienes integraban la marcha lanzaron gritos de ‘Divorcio sí, en la Constitución’, ‘¡Mujer, defiende tus derechos!’, ‘Patria potestad compartida’, etc”. Así lo contó HERALDO en el periódico del día siguiente, 23 de junio.

La información destacó y dedicó buena parte del artículo al incidente que se produjo al final de la marcha cuando la “fuerza pública” retiró una pancarta con la bandera republicana que llevaban algunos de los asistentes. “Cuando los manifestantes se encontraban ya en la plaza de España, lugar en el que estaba previsto disolver la marcha, tres agentes de la Policía Armada, pertenecientes a la dotación de un ‘jeep’ que había seguido la manifestación, se aproximaron a la misma para retirar la pancarta republicana. Se produjeron entonces forcejeos entre quienes llevaban la referida pancarta y los miembros de la fuerza pública”, relató este periódico.

"Fue un momento de ilusión y descubrimiento personal"

Tras la pancarta de esa manifestación, en primera línea, iba Zoya Gorriz (Zaragoza, 1956). Con 21 años y trabajando en un despacho tras terminar un grado medio de diplomatura de Empresariales, militaba en la Unión de Mujeres por la Liberación (UML). En algunas fotografías se la puede ver sonriente con los brazos en alto y haciendo el signo feminista. Echa la vista atrás y rememora cómo se sumó a las reuniones en las que se preparaba esa movilización en los locales de la UML en la plaza de San Miguel. "Fue un momento de ilusión y descubrimiento personal. Se discutía sobre el derecho al divorcio, la conciliación familiar, el acceso a los anticonceptivos y como ahora, sobre la brecha salarial que tristemente persiste, aunque no la llamáramos así. Había mucho entusiasmo con la llegada de la democracia y la Constitución", comenta. 

El millar y medio de personas que marcharon por el centro de la capital aragonesa lo recuerda como "un éxito", aunque para nada comparable a "la masiva respuesta del año pasado" que fue para ella una "agradable sorpresa".

Desde finales de los 90 ha dejado de estar enrolada de forma activa en asociaciones de mujeres, aunque lleva orgullosa su condición de feminista. Este 8 de marzo secundará convencida el paro parcial de dos horas, pero no la huelga. "Sigue siendo necesario luchar por la igualdad real de las mujeres. En muchos ámbitos seguimos teniendo un papel secundario y tenemos que demostrar que valemos lo mismo que un hombre", asegura. La violencia de género, al que ella se refiere también como feminicidio, es otra de las razones por las que el Día de la Mujer para ella tiene que seguir cargado de reivindicaciones.

"Las mujeres no podemos bajar la guardia"

Del percance con la bandera republicana que contó HERALDO en sus páginas no se acuerda Mercedes Gallizo (Zaragoza, 1952), actualmente presidenta del Consejo de Administración de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado (Siepse). Ella estuvo en esta marcha, al igual que en otras concentraciones feministas que se produjeron, por ejemplo, en 1976 delante de la Audiencia Provincial de Zaragoza con motivo del juicio por delito de adulterio a la zaragozana Inmaculada de Benito, cuyo caso se convirtió en un fue símbolo y revulsivo de la lucha por la igualdad en la España de la Transición.

"Las primeras organizaciones feministas en 1976 nos reuníamos en una pizzería que había en la calle Latassa. Siempre he militado en esta causa con la que me comprometí desde mi más tierna juventud", recuerda. Con  25 años, la que fuera máxima responsable de Prisiones desde 2004 hasta 2011, tenía por entonces algún "trabajo en precario" tras terminar sus estudios en la Universidad de Zaragoza.

Este próximo Día de la Mujer volverá a salir a la calle. ¿La razón?. "Las mujeres no podemos bajar la guardia. Tenemos que garantizar que no se pierda ninguno de los derechos que se han conseguido y que nadie se atreva a dar un paso atrás en lo que se refiere a igualdad. Este es ahora el principal reto", contesta convencida.

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