Científicas del 11-F

Hay que hacer patente el protagonismo de las mujeres en la actividad científica.

Uno de los actos realizados en Zaragoza con motivo del Día de la Mujer en la Ciencia.
Uno de los actos realizados en Zaragoza con motivo del Día de la Mujer en la Ciencia.
Guillermo Mestre

Hoy quiero hacer un canto al buen hacer de un grupo de jóvenes científicas de Aragón que ha tomado en sus manos la celebración del 11 de febrero, el 11-F, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. La Organización de las Naciones Unidas lo instituyó en 2015 y este año, en España, las actividades organizadas se han sucedido a lo largo de quince días: charlas en los colegios, exposiciones, debates y presencia de científicas en escaparates de las tiendas que se han ofrecido a publicitarlas.

En Aragón, el grupo del 11-F destaca por su dinamismo y creatividad. Cuando ellas estudiaron se dieron cuenta de que en su formación como científicas no hubo referentes femeninos. Y reflexionaron sobre el impacto de este vacío en el presente: además de ser injusto, dejaba a las niñas desprovistas de genealogía y de modelos, y a los niños sin mujeres a las que admirar. ¿Cómo construir igualdad sin esta admiración? ¿Por qué no están las científicas en los libros de texto? ¿Por qué, como escribió Dale Spender, el protagonismo de las mujeres en la ciencia ha de ser redescubierto y reescrito por cada generación? ¿Qué nos perdemos al invisibilizar a las científicas del pasado? ¿Por qué chicas y chicos siguen eligiendo carreras estereotipadas asignadas en razón del sexo? Estas y otras preguntas están en la base de la iniciativa del 11-F. Desde hace décadas se están investigando. El mérito del 11-F es haber sacado el problema a la calle e impulsado el debate social necesario para avanzar en las respuestas.

Fundación Seminario de Investigación para la Paz