La crecida del Ebro prevista para este fin de semana en Aragón ha alcanzado los 1.200 metros cúbicos por segundo sin causar grandes afecciones a su paso por Zaragoza, aunque sí ha llegado a anegar campos en la Ribera Baja, donde todavía no se había recuperado el terreno tras la última riada de hace siete días. En cualquier caso, el caudal no ha puesto en riesgo los núcleos urbanos ni las motas de contención, que sí sufrieron daños, sin llegar a romperse, en el pasado episodio.

"Se han inundando varios campos", confirma Miguel Ángel Girón, alcalde del Burgo de Ebro, que lamenta que sus propietarios tendrán que decir "adiós a la cosecha, porque al llegar esta crecida tan seguida no ha dado tiempo al terreno a recuperarse".

El río, en cambio, ha pasado sin causar mayores afecciones en la Ribera Alta. Luis Eduardo Moncín, alcalde de Pradilla, señala que "el cauce es estrecho y pequeño", pero celebra que, en este caso, la crecida ha discurrido "sin problemas" por este municipio, uno de los más castigados por el Ebro en los últimos años.

Por su parte, la Confederación Hidrográfica del Ebro se ha mantenido durante todo el fin de semana "vigilante", en especial en el control de las motas.

Zaragoza reabre sus parques

En la capital aragonesa no se han registrado incidencias destacables en el cauce del río. Además, se ha desactivado la alerta por viento que obligó el sábado a cerrar los parques de la ciudad ante las rachas de más de 90 kilómetros por hora y que obligaron a los Bomberos a efectuar más de 40 salidas. La Policía Local reabrió las zonas verdes clausuradas.