El Gobierno del PP anunció hace un año la puesta en marcha a principios de 2019 de un tren de alta velocidad de bajo coste para circular inicialmente en la línea Madrid-Zaragoza-Barcelona. Sin embargo, el cambio de inquilino en la Moncloa ha paralizado el proyecto. Era una buena iniciativa en beneficio de los ciudadanos que no debe quedar olvidada en un cajón.

El denominado EVA debía estrenarse dentro de tan solo quince días, pero ya no hay una fecha para su puesta en servicio porque Renfe pretende «reformular» el proyecto. Se trataba de comenzar la explotación comercial con cinco trenes al día con una tarifa hasta un 25% más barata que el AVE convencional a costa de poner más asientos, quitar la cafetería y suprimir el personal de a bordo. Oficialmente, la compañía estudia cómo «mejorar» un producto que el exministro de Fomento Íñigo de la Serna presentó como una de las actuaciones estrella de la legislatura en materia de comunicaciones para adelantarse a la competencia que traerá consigo la liberalización del tráfico ferroviario de pasajeros en 2020. Sin embargo, es más bien el cambio de Gobierno el que explica el parón de un plan ideado por el equipo del PP. De cualquier forma, el ministro José Luis Ábalos debe tomar pronto una decisión sobre este AVE de bajo coste, un producto que puede ser fundamental para mejorar la competitividad de Renfe.

Este AVE más barato para los ciudadanos serviría además para mejorar las comunicaciones de Aragón. El Gobierno, de quien depende Renfe, tiene la obligación de utilizar las infraestructuras para impulsar el desarrollo de una Comunidad tan centrípeta e integradora como es esta. Frente a las fuerzas centrífugas de Cataluña y el País Vasco, Aragón debe ser un eslabón fundamental para vertebrar el país. Por ello, este proyecto debe impulsarse pensando también en el imprescindible desarrollo de la España interior.