En el centro de la política

Los retos de Aragón para el decisivo año 2019 deben ser los retos de los aragoneses. No los retos de un Aragón inventado o imaginado solo en las cabezas de quienes han gobernado las principales instituciones de la Comunidad en los últimos años. Los ciudadanos tienen que estar permanentemente en el foco de quienes nos dedicamos a la cosa pública. No sirve con cooptar los espacios de poder que nos otorga la representatividad obtenida, como desgraciadamente viene ocurriendo. Desde ese enfoque, entre los múltiples retos que el PP pondrá sobre la mesa en este ejercicio electoral que va a comenzar, destaco los cinco grandes bloques con más incidencia, a mi juicio, sobre los ciudadanos.

El reto social y las garantías. Tras los duros años de la crisis hemos conseguido que se quede atrás el menor número de ciudadanos posible. El sistema de bienestar ha resistido. Es el momento de identificar los servicios públicos esenciales y garantizar su prestación: educación y sanidad, dependencia, pensiones... sin despistarse con menudencias.

El reto económico y el empleo. Hay que evitar el deterioro del sistema productivo. El empleo lo crean las empresas y los autónomos. Hace un año escuchábamos, por boca del presidente Lambán, que la Comunidad aspiraba al pleno empleo en 2018. Hoy podemos decir que fue entrar su partido, el PSOE, en el Gobierno de España y comenzar a declinar la recuperación del empleo. Sirva el último dato de noviembre, el peor de los últimos seis años en la región en términos de paro registrado. Nos encontramos casi igual que hace un año, con 66.484 desempleados.

El reto ciudadano y la defensa de los derechos. Todos cabemos, no solo las minorías identitarias. Hemos sufrido un gobierno de izquierdas que no ha entendido el interés general como el mínimo común denominador de cualquier vida personal digna, más allá de su condición, de sus inquietudes o de sus afanes. El PSOE, Podemos, las coaliciones de izquierdas estabulan a la sociedad, mermando sus potenciales, no entendiendo aquello que les ha tocado modelar. El PP es una garantía de derechos y de libertades.

El reto territorial y la igualdad. Somos ciudadanos libres, y el marco constitucional nos da esa garantía. Hay que preservar el modelo de 40 años de convivencia que nos trajo la Constitución de 1978, salvaguardando el principio de unidad de la nación y defendiendo la viabilidad de nuestro país dentro de una UE a la que contribuiremos a solidificar dando ejemplo. Pensemos en clave global y actuemos de manera local.

El reto cultural y el desarrollo personal. Crear un marco de librepensamiento, donde las potencialidades individuales puedan expresarse a su máximo nivel. El adocenamiento o el encasillamiento prejuicioso de los individuos no caben en una sociedad moderna. Aragón debe ser una tierra de libertades, que se dedique a proteger a las personas y no a reivindicar pretendidos derechos históricos desde un burdo regionalismo historicista e irredento como ha venido ocurriendo. Se puede (y se debe) defender la tradición, pero sin menoscabar el avance de una sociedad digitalizada, conectada y homologable con otras avanzadas y universalistas.

El reto electoral y la gobernanza pública. Lo dejo para el final, como un sexto reto, porque es el vehículo que permitirá obtener las aspiraciones antes descritas. El objetivo debe ser revertir estos meses de incertidumbre en España y estos años de pacto político bochornoso en las instituciones aragonesas. Las cesiones al independentismo han sido lamentables. El cambio de sillones Gobierno de Aragón-Ayuntamiento de Zaragoza ha sido una vergüenza. Por eso apelo a los ciudadanos, para que crean que son el centro de la política. Y por eso me atrevo a pedirles que apuesten por la centralidad y la normalidad que garantiza un partido como el PP.