Iglesias, monumentos, edificios militares, castillos... Jaca es una ciudad que merece ser visitada por la cantidad de rincones que esconde en un entorno único que hacen que el turista viva una experiencia mágica. La primera parada obligada al adentrarse en la ciudad altoaragonesa es la Ciudadela. Conocida también con el nombre de castillo de San Pedro, es una fortificación militar de planta pentagonal construida con el objetivo de frenar las guerras religiosas entre protestantes y católicos en el siglo XVI. Fue encargada por el rey Felipe II al ingeniero italiano Tiburcio Spanochi, que se decantó por un diseño con muros más bajos y gruesos, taludes y emplazamientos específicos para cañones. El foso a dos alturas fue concebido como sistema de defensa y es, junto al Museo de Miniaturas Militares, uno de los lugares más visitados de la Ciudadela por sus ciervos.

Más allá de la Ciudadela

Jaca cuenta con múltiples lugares en los que el visitante puede disfrutar a la vez que aprende sobre historia, arquitectura o leyendas del Pirineo. Esta localidad cuenta con un monumento declarado como Bien de Interés Cultural (BIC). Se trata de la catedral de San Pedro de Jaca. Construida entre 1077 y 1139, es uno de los ejemplos de referencia del estilo románico en Aragón y cuenta con un museo diocesano con obras de arte de diferentes épocas.

Perderse por las calles de Jaca ayudará al visitante a conocer esculturas, edificios y rincones para un paseo inolvidable. Lugares como el seminario diocesano, el puente de San Miguel, la figura de Ramiro I, las murallas o la antigua judería ofrecen una visión general de la historia de una localidad con siglos de antigüedad que está coronada en su flanco norte por el Fuerte Rapitán.