De la preocupación a la eficacia

Las fuerzas políticas aragonesas deben impulsar medidas eficaces frente al previsto cierre de la central térmica de Andorra.

La central termoeléctrica de Endesa en Andorra.
La central termoeléctrica de Endesa en Andorra.
Antonio García / Bykofoto

El conjunto de resoluciones aprobado ayer por las Cortes de Aragón en relación con la térmica de Andorra refleja la lógica preocupación de las fuerzas políticas por el mazazo económico y demográfico que el cierre de la central puede suponer para esa comarca turolense. Pero es difícil confiar en que de esas medidas salgan y se pongan en marcha soluciones efectivas. Sin presión política sobre el Gobierno central y sobre la empresa será muy difícil.

Naturalmente -y más en periodo preelectoral- todas las fuerzas políticas aragonesas están preocupadas por las consecuencias que tendrá el cierre de la central térmica de Andorra en 2020, según ha anunciado Endesa. Y es posible, sin duda, que de la comisión especial de estudio que acordaron ayer crear las Cortes de Aragón salgan ideas interesantes y valiosas para ayudar a la reindustrialización de la comarca. Pero también está claro que hubiera sido mucho más eficaz que los partidos se hubiesen puesto a trabajar en este asunto hace mucho tiempo, puesto que el abandono del carbón viene anunciándose desde hace años. En cualquier caso, ni las buenas ideas ni las mejores intenciones -ni menos aún los reproches mutuos entre los políticos- serán suficientes para poner en marcha soluciones reales al desastre económico y demográfico que una transición energética realizada sin comprensión para los problemas del territorio y de las poblaciones afectadas puede provocar. Atraer empresas requiere una acción de gobierno decidida, más que comparecencias parlamentarias. Y el resultado dependerá de manera fundamental de la voluntad del Gobierno central de favorecer las inversiones alternativas y la creación de infraestructuras. Mantener la presión política en esa dirección resulta esencial. Y tal vez un primer objetivo debiera ser conseguir que el cierre se retrase al menos hasta que exista un auténtico plan, operativo y dotado económicamente, para la reindustrialización.