Los educadores de un centro de menores de la DGA denuncian cuatro agresiones en 3 meses

Los trabajadores de la residencia Juan de Lanuza piden más personal para atender a los menores. El centro está saturado.

Imagen de archivo de unas jornadas sobre acogimiento celebradas en Zaragoza.
Imagen de archivo de unas jornadas sobre acogimiento celebradas en Zaragoza.
Aránzazu Navarro

Los educadores de la residencia para menores Juan de Lanuza de la DGA, ubicada en Zaragoza, han denunciado ante la Policía cuatro agresiones sufridas en los últimos tres meses. "Las situaciones de violencia suelen ser comunes, pero han empeorado desde el verano. El centro está saturado, por encima de su capacidad. Hay mucha rotación de trabajadores. Faltan medios para atender correctamente a los menores y para garantizar la seguridad de los trabajadores", afirman los representantes sindicales.

En la residencia Juan de Lanuza, de 18 plazas, viven ahora 21 menores de entre 16 y 18 años tutelados por el Gobierno de Aragón, explican los trabajadores. Son tres chicas y 18 chicos, la mayoría menores extranjeros no acompañados ('menas') que han llegado en los últimos meses. La Fundación FAIM gestiona este centro y otros recursos para menores en Zaragoza.

"Somos un equipo de 18 educadores, de los que solo hay seis fijos. En este año, han pasado por aquí en distintos momentos 22 compañeros, que se han marchado y han sido sustituidos. Algunos solo duran unos días. Es un trabajo muy duro", apunta uno de ellos. La residencia tiene dos edificios. Durante el día suele haber dos educadores por turno y casa (para 10 o 11 chavales), mientras que por la noche solo hay uno.

"El aumento de menores que sobrepasa el número de plazas asignadas, la movilidad excesiva de la plantilla y las condiciones laborales pésimas perjudican la calidad de la atención educativa integral a los menores, y las condiciones de trabajo de los educadores. Por eso solicitamos al IASS la dotación de condiciones y recursos que garanticen el bienestar de los menores, y al mismo tiempo permitan al equipo de profesionales realizar su labor", denunciaba esta semana CGT en una nota de prensa.

Empujones y amenazas

Las cuatro agresiones de menores a trabajadores en este centro se han producido desde finales de septiembre hasta el pasado viernes. Un educador estuvo un mes y medio de baja y otra educadora está ahora de baja médica como consecuencia de la agresión sufrida el pasado 20 de noviembre. Todas las denuncias han sido archivadas, menos una que está en trámite.

Las agresiones denunciadas se tratan de empujones, tirones de pelo, lanzamiento de objetos y amenazas. En una ocasión, una menor lanzó cuchillos a un educador y luego le rompió una sartén en un brazo. En otra, una menor tiró del pelo y retuvo durante cinco minutos a una educadora, hasta que intervino otro trabajador.

"Las situaciones más tensas y las agresiones suelen ocurrir por la noche, cuando hay menos personal, y especialmente con las compañeras mujeres. Hay chicos que no aceptan la autoridad de las mujeres y suele haber muchas confrontaciones. Algunos de estos chicos han vivido situaciones duras antes de llegar aquí, tienen problemas de consumo de drogas o problemas psiquiátricos", afirman los trabajadores, que piden más seguridad. En esta residencia no hay personal de seguridad de manera permanente.

Desde el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) señalan que no tienen constancia de estas agresiones. Y apuntan que al ser trabajadores de una empresa adjudicataria, es esta la que se encarga de atender las quejas y demandas laborales de los trabajadores.

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