María José Aybar: "Hemos logrado que las mujeres tomen más conciencia de su salud"

Tras diagnosticarle un cáncer de mama a los 42 años, fundó la asociación Amac Gema en 1994. Asegura que su familia la educó en el respeto y la igualdad entre los sexos. Afronta con fuerza y entereza un segundo tumor.

María José Aybar, en la plaza del Pilar.
María José Aybar, en la plaza del Pilar.
Oliver Duch

La integración de la mujer no se puede lograr de la noche a la mañana. Hay que empezar con la educación en casa, luego en el colegio y en la propia sociedad". Así lo aseguró en una entrevista en 1996. Veinte años después ¿hemos avanzado?

Poco. En el ámbito familiar todavía existen desigualdades, en el educativo tampoco se ha avanzado mucho y en la sociedad siguen viendo a la mujer como un objeto. Tenemos que progresar más. No culpabilizo a la mujer, pero sí que hay parte que ella podía aportar. No hay que dejar todo en manos de las instituciones. Tenemos que generar nuestros propios recursos para favorecer la conciliación laboral y familiar. Yo me incorporé al trabajo en el año 71 y he tenido tres hijos.

En 1994 tras diagnosticarle un cáncer de mama fundó la asociación Amac Gema, ¿qué le llevó a dar este paso?

Cuando me diagnosticaron el cáncer a los 42 años no conocía a ninguna persona con cáncer que estuviera viva. Mi primera idea fue igualar cáncer a muerte. Después de la intervención y de los tratamientos vi que seguía viva. Al incorporarme al trabajo, coincidí con otra persona que había sido intervenida en las mismas fechas de cáncer de ovarios. Vimos que a nivel médico y hospitalario habíamos estado muy bien atendidas, pero la parte emocional quedaba muy al descubierto. Esto nos motivó para crear un espacio para las mujeres.

La entidad ha trabajado por la salud de la mujer, por la prevención...

Cuando empezamos no existía cribado de cáncer de mama ni campañas de detección precoz. Tuvimos que pelear, tocar muchas puertas. Pero antes ya estábamos trabajando con mujeres para que adquirieran un método de vida saludable y, sobre todo, que se conocieran el cuerpo y se autoexplorasen. No solo las mamas, sino todo el cuerpo. La mujer ha tomado más conciencia de su salud, conoce su cuerpo y esto permite diagnósticos en estadios más tempranos, con tratamientos menos agresivos y más calidad de vida.

Dieciocho años después del primer cáncer le fue diagnosticado otro. Segundo mazazo.

A los 60 años cuando me creía la reina del mambo, me diagnosticaron un segundo cáncer. Otro primario en la mama izquierda, metastásico y en estadio avanzado. Cuando te dicen esto, piensas que no sales. Pero los tratamientos son mucho más personalizados.

Ha compaginado su lucha con su trabajo como funcionaria en el Ayuntamiento, ¿no se planteó en ningún momento dejarlo?

Siempre he valorado mucho mi trabajo. Al no ganarse mucho, algunas mujeres cogían una excedencia para cuidar a los niños durante 10 años. Yo me busqué una chica para atenderlos. Mi sueldo era para mis hijos. Mi marido quiso ascender e ir a Sevilla y le dije: «Si quieres vete, yo no me voy de Zaragoza". Valoraba mucho mi trabajo y el esfuerzo de mis padres para proporcionarme los estudios.

¿Se considera una mujer valiente?

No me considero una ‘superwoman’. Soy mujer. En mi familia me han educado así, en la igualdad. Mi abuela fue divorciada en la república. Esto marca mucho. Yo lo veo normal y así se lo he intentado transmitir a mis hijos.

Dejó la presidencia de la asociación hace algún tiempo, ¿qué le hubiera gustado conseguir?

Hubiera querido que ampliaran el rango de edad del cribado, de las mamografías. Además, estoy observando que las consultas de oncología están cada vez más saturadas. Al lograr cronificar el cáncer, los pacientes aumentan pero los especialistas, no.

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