Por línea femenina

En Aragón hubo un único linaje real, cuya continuidad se transmitía también por línea femenina.

El panteón real del Monasterio de San Juan de la Peña.
El panteón real del Monasterio de San Juan de la Peña.
Laura Zamborain

Va a ser que en algunas cosas los aragoneses medievales eran más avanzados, por feministas, que muchos historiadores actuales. Se empeñan estos en afirmar que hubo tres linajes reales en Aragón: el de sus reyes privativos, el ‘casal de Barcelona’ y ‘los Trastámara’. ¿Saben que eso es una visión bastante machista? Solo hubo un linaje: el de los Aragón; que, cuando no tuvo sucesor directo varón, mantuvo su continuidad por línea femenina, pues a la mujer se le reconocía la capacidad de transmitir los derechos sucesorios. Sin ‘aunques’, sin ‘peros’: lisa y llanamente, sus hijos eran de apellido Aragón si así era menester.

Sucedió con Petronila cuando casó con el conde Ramón Berenguer: su hijo recibió la dignidad real de la madre y el linaje se mantuvo, no se inició una nueva dinastía aunque haya quien se empeñe hoy en lo contrario. Sucedió también cuando el Compromiso de Caspe: Fernando I fue rey porque era nieto de Pedro IV y sobrino de Martín I; por vía femenina, sí, cosa que el Derecho aragonés aceptaba con naturalidad mientras que la tradición jurídica catalana no, y de ahí los problemas. Ahora se llega a hablar de ‘imposición de un linaje castellano’ y de ‘iniquidad’, todo por no aceptar que la mujer fuera tan capaz como el hombre, según nuestro Derecho, de mantener la línea sucesoria. Algunos se empeñan hoy en priorizar la línea masculina sin otro fundamento que el hecho de que sea masculina; y el varón debe ir, según estos historiadores, a cualquier costa por delante de la mujer. Se lo tienen que hacer mirar.

Marisancho Menjón es historiadora y escritora