Quince años de AVE

La llegada del tren de alta velocidad a Zaragoza cumple tres lustros y supera los 34 millones de viajeros.

46 trenes de alta velocidad y larga distancia han sido cancelados
Un AVE procedente de Madrid, a su llegada a la estación de Delicias.
Oliver Duch

La llegada del AVE a Zaragoza cumple hoy quince años. En este periodo ha logrado triplicar el número de viajeros y se ha convertido en el medio de comunicación de referencia en el corredor Madrid-Barcelona. Hoy es la única línea rentable de la alta velocidad y una palanca fundamental en el progreso de Aragón. Este aniversario debe servir de impulso para mejorar y ampliar la deficiente red ferroviaria en la Comunidad, con especial atención a Teruel.

En estos quince años de éxito, el crecimiento del número de usuarios del AVE Madrid-Zaragoza-Barcelona ha sido constante, salvo en lo más intenso de la crisis económica. Este año se volverá a cerrar, salvo sorpresa, con otro récord al superar con creces los 3,3 millones de viajeros. En este salto ha sido fundamental el incremento de la velocidad de los convoyes, el aumento de la oferta de viajes (ha pasado de once a más de una veintena cada día entre las estaciones de Delicias y Atocha) y la política comercial aplicada a partir de 2013, con tarifas variables y ofertas en las horas valle.

Situar la capital de Aragón a solo 79 minutos de la capital de España, a pesar de los más de 300 kilómetros de distancia, ha sido un logro histórico en el desarrollo de Zaragoza, de Huesca y de sus entornos. Aún queda bastante por hacer en la atracción de empresas, servicios empresariales y turismo, pero el balance económico es positivo. No obstante, queda pendiente la comunicación rápida de Teruel con el resto de España y otras mejoras necesarias. Junto al éxito del AVE persisten carencias como el Canfranc, la falta de mantenimiento y algunos trenes decrépitos que son anacronismos que lastran el desarrollo de la Comunidad. Adecuar las infraestructuras ferroviarias a las necesidades económicas y turísticas no exige inversiones desmesuradas, sino algo de interés por parte del Gobierno. Los beneficios redundarían en favor no solo de Aragón, sino del conjunto de España.