Un tren compartido

La unión de fuerzas entre Aragón y Valencia da impulso a la reivindicación del corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo por Teruel.

Las infraestructuras ferroviarias en la provincia de Teruel padecen un largo abandono.
Las infraestructuras ferroviarias en la provincia de Teruel padecen un largo abandono.
Antonio García / Bykofoto

La manifestación que hoy se celebra en Valencia en defensa del corredor Cantábrico-Mediterráneo por Zaragoza y Teruel no solo reivindica la existencia de un tren de altas prestaciones que comunique los dos mares, sino que también reclama la visualización de la apuesta compartida de dos comunidades (Aragón y Valencia) por un proyecto que corre el riesgo de quedar relegado por culpa de una miope visión política. Esta línea férrea, de fuerza vertebradora, debe convertirse en uno de los grandes ejes nacionales.

Olvidarse del trayecto Teruel-Sagunto para relegarlo como un tramo menor del corredor Cantábrico-Mediterráneo no solo supone un menosprecio hacia las capacidades empresariales y productivas de las dos comunidades, sino que también implica sacrificar la filosofía y el diseño de toda una línea con fuerza vertebradora. Carece de toda lógica que mientras todo el corredor estará definido por sus altas prestaciones, con una doble vía electrificada y con un doble uso para mercancías y pasajeros, en Teruel se produzca un incomprensible corte que frenará velocidades y capacidades de carga. La inversión inicialmente prevista para este trayecto es de 355 millones de euros, cantidad a todas luces insuficiente para garantizar las necesidades reales. Al margen de que el presupuesto deba multiplicarse por diez, es imprescindible que tanto la Unión Europea como el Ministerio de Fomento impulsen un proyecto que cuenta con el mejor de los avales: el que empresarial y socialmente nace de las comunidades afectadas. Compartir con la Comunidad Valenciana una reivindicación de esta naturaleza implica la obtención del estatus de interés nacional. Para Teruel, cuya sociedad civil trabaja con ahínco en favor del desarrollo de la provincia y protagoniza esta movilización, el corredor Cantábrico-Mediterráneo es la oportunidad de dotarse, tras décadas de abandono, de unas comunicaciones ferroviarias a la altura del siglo XXI.