Los rigores del debate

El debate pasó factura física a Javier Lambán.

Lambán, ayer junto a Vicente Guillén.
Lambán, ayer junto a Vicente Guillén.
José Miguel Marco

Es difícil que las maratonianas jornadas del debate sobre el estado de la Comunidad no acaben pasando factura a los estados físicos. El presidente, Javier Lambán, avisó ayer de que no estaba en plenitud de facultades, hasta el punto de que se vio obligado a administrarse un espray en la garganta con propiedades médicas sobre sus cuerdas vocales para aguantar el envite de la oposición en las Cortes. Más tarde, con el objeto de conjurar cualquier peligro de desfallecimiento, Lambán aprovechó el descanso para ingerir dos barritas energizantes y un café solo. Al fin y al cabo, antes había tenido que cruzar argumentos con el portavoz del PP y con el de Podemos, la oposición real y la figurada, respectivamente, del PSOE en esta legislatura.