Director de HERALDO DE ARAGÓN

Lambán y sus maravillas

Lambán durante el debate en las Cortes
Lambán durante el debate en las Cortes
José Miguel Marco

Recuerda el intelectual israelí Yuval Noah en su generosamente ponderado ‘Sapiens. De animales a dioses’, cómo en los primeros mapas que manejaba la humanidad, cuando la tierra se creía repleta de misterios, no existía en la cartografía lugar para el vacío. «Las regiones desconocidas se omitían o bien se llenaban de monstruos y maravillas imaginarias». Estos mapas, según Noah, concedían la imagen de que existía «una gran familiaridad con el mundo entero».

Toda primera sesión de un debate del estado de la Comunidad –a esto nos ha acostumbrado la rigidez y las rutinas parlamentarias– concede al inquilino del Pignatelli la licencia para dibujar un mundo a su medida. Inspirada en Lewis Carroll, la realidad se describe a capricho y se disculpan, en idéntica medida a como se exime al púgil de buscar el nocaut en el primer asalto, las visiones excesivas. Por unos minutos se corre junto a Alicia en un país repleto de maravillas, permitiendo que el presidente complete los muchos espacios vacíos de su mapa político y describa un Aragón imaginado y reconstruido. Los milagros priman y, aunque algún que otro monstruo trate de aparecer sin éxito en un discurso desequilibrado, se ignoran sin agobios toda polémica impositiva, el ICA o la deuda de la Comunidad.

A Javier Lambán le sonríe la fortuna. No hay duda. Al igual que a Luisa Fernanda Rudi no dejó de acompañarle una gran nube negra repleta de rayos y truenos durante toda su legislatura, el actual presidente goza de una amable brisa. Algo tendrá que ver lo que cada uno siembra, pero la autocomplaciencia, aunque omite el juicio ponderado, otorga sosiego, el mismo que reinará tras las primarias de Zaragoza.

Lambán, que da este debate por superado y que como en la fábula de la rana y el escorpión reflejó en el discurso su naturaleza política, de la que es incapaz de separarse y que le fuerza a lanzar algún que otro aguijonazo tan áspero como innecesario, ha logrado situarse en una reconocible equidistancia entre Podemos y Ciudadanos. Una cuestión que al inicio de la legislatura resultó especialmente compleja y que hoy, a pocos meses de las elecciones autonómicas y respaldado por su oportuno discurso frente al independentismo catalán, se ha transformado en la mejor de sus garantías. Con los morados en una subasta de apoyos, buscando más el regalo de la fotografía de los últimos presupuestos que un giro ideológico del Gobierno, y con los naranjas dispuestos a anticipar el que puede ser un más que posible acuerdo entre formaciones tras el mes de mayo que les permita maniobrar en el Ayuntamiento de Zaragoza, el presidente socialista pudo ayer hablar del cambio climático, de Donald Trump y Vladimir Putin mientras el PP tomaba notas.