Torre de Arcas: encantados de conocerse y, aún más, de recibirnos

Torre de Arcas celebra con orgullo el éxito registrado por la primera edición del Mercado Bosque Fantasía, que tuvo lugar a mitad de julio y atrajo a 2.500 visitantes a esta localidad del Matarraña.

Un vecino ayuda con su tractor al desmontaje del Mercado Bosque Fantasía.
Un vecino ayuda con su tractor al desmontaje del Mercado Bosque Fantasía.
Laura Uranga

Hadas, elfos, algún orco, mercaderes, fantasía a raudales y un pequeño bosque en cierto pueblo en el Matarraña, muy cerquita de Castellón. Hace tres semanas, la primera edición del Mercado Bosque Fantasía hizo que muchos ojos golosos de aventura se volviesen hacia Torre de Arcas, donde habitualmente viven unas sesenta personas; en el fin de semana encantado y encantador se pasaron por allí 2.500.

La idea viene de Barcelona y Alcañiz, lugares respectivos de procedencia de Alfred Giménez y Luis Lasmarías. Esta dupla mueve desde hace algo más de una década la firma Animación y Ocio. "La familia materna de Luis es del pueblo, y llevábamos un tiempo dándole vueltas a esta idea, al mejor sitio para hacerla realidad. Pensamos en Torre de Arcas, vimos las posibilidades y personalmente me pareció perfecto para este proyecto".

Alfred tiene el palique de los feriantes añejos y, al mismo tiempo, la dialéctica aplastante del joven empresario del siglo XXI. Con esta apuesta se le ve la mar de orgulloso. "Llevamos eventos en toda España, doce años ya en Cataluña y los últimos dos en Aragón. El Bosque Fantasía es algo diferente a todo, lo hemos patentado como marca. Trabajamos mucho con parques temáticos, sobre todo Port Aventura y Terra Mítica, además de espectáculos para zonas turísticas, pero aquí hemos tratado de aplicar las experiencias desarrolladas en otros sitios en una idea original, que se adapta al entorno y sirve también para mostrar la belleza de Torre de Arcos y este lado del Matarraña".

Torre de Arcas: micológicos, razonables y entusiastas

Jugada redonda

El proyecto ha llevado tres meses de preparación minuciosa desde que el Ayuntamiento y la comisión de fiestas aceptó el planteamiento de Animación y Ocio. "El bosque –apunta Luis– se prestaba muy bien, y también la zona de las eras hasta la capilla de San Bernardo para todos los puestos y espacios para las distintas actividades, desde el tiro con arco a lo Robin Hood a los talleres de cuentacuentos. Nos ayudaron los Calatravos de Alcañiz, que pusieron su campamento de orcos; también contamos con un grupo de animadores medievales que venían en gira desde México y se apuntaron a la idea, contamos con 35 puestos de artesanía y otros temas, teníamos un caminito con leds para las actividades nocturna, mariposas de colores,  hadas y duendes entre los árboles… hemos contado con colaboraciones muy entusiastas y eso ha ayudado a que todo funcionara. Además, nos hemos dejado el alma".

En los puestos había caras conocidas, como la de la artista zaragozana Celeste Giménez ‘Hadabaturra’, que llevó una bonita colección de cuadros, camisetas y complementos. Entre los actos más curiosos está la elección del el rey de los elfos y la reina de las hadas, cuyo propósito del próximo año será cuidar del medio ambiente y la naturaleza.

José Luis Carceller, concejal de Torre de Arcas, y el alcalde Juan Carlos Arrufat coinciden en que este mercado y su repercusión puede movilizar futuras ideas para el pueblo. "Todo el pueblo se volcó, es nuestro carácter –explica José Luis– y es que aquí tratamos de no enfadarnos, que somos pocos. Ojalá se le pueda dar continuidad a la idea: faltan concretar algunos flecos y hacer cuentas, pero estamos muy contentos en el pueblo, en la comarca y en toda la provincia".

En el pueblo hay otra cita cultural institucionalizada desde hace una década. Se llama Festa y surgió de la asociación cultural el Monegrell. Antes era un fin de semana particular y ahora se celebra en una de las noches de las patronales de agosto. Los ahora célebres Bongo Botrako tocaron hace unos años, así como bandas aragonesas de amplia repercusión en el circuito de salas y festejos populares como Los Berzas, Dadá o La Kinky Beat. "Aquí se les trata como a una familia, en la plaza se arma el escenario y esa noche es de música en directo, grupos ya conocidos y otros que empiezan".

La gran ilusión actual es complementar la oferta de alojamiento (ahora hay tres casas rurales) con un hotel. "El ayuntamiento –concluye José Luis– compró una casa en ruinas, la restauró entera y se va a convertir en un hotel de 12 habitaciones. Estamos en la última fase: con una ayuda de 80.000 euros del Fite trataremos de acabarlo a finales de este año".

La planta octogonal de la ermita de San Bernardo y el Museo del Pan en el antiguo horno

En la parte alta de la loma que albergó hace tres semanas el Mercado de Bosque Fantasía está la ermita de San Bernardo, una construcción de mampostería y planta barroca elíptica muy tardía (1801), cubierta con cúpula. La forma octogonal del edificio es inusual, y le confiere un aspecto muy particular en el interior. Conserva unas pinturas murales que se realizaron en 1847: en la zona inferior de la cúpula se representan escenas de San Bernardo y un poco más arriba, una serie de escenas bíblicas. Por otra parte, el perímetro de la elipse se resuelve en seis hornacinas, tres a cada lado.

El otro foco de atracción turística para el visitante es el Museo del Pan, en el antiguo horno. Se abrió hace seis años y su meta es explicar como se elaboraba en la localidad este alimento fundamental en el horno del siglo XVIII, que era de leña y uso comunitario para todos los habitantes del pueblo. Hasta los años setenta, un panadero nombrado por el Ayuntamiento era el encargado de llevar el horno, de cuatro metros de diámetro, donde acudían las mujeres con la masa para hacer el pan. También se hacían magdalenas, almendrados y otros dulces. Además de otros elementos tradicionales, el museo exhibe un reloj de horno para el control del tiempo de cocción, canastas de mimbre y unas fichas cuadradas que marcaban los turnos de elaboración del pan. Hasta hace apenas una década, el espacio –situado junto al Ayuntamiento– se empleaba para la comida popular incluida en la semana cultural, que se organiza precisamente en las fechas actuales cada año.

LOS IMPRESCINDIBLES

El Monegrell

La práctica totalidad del pueblo pertenece a la única asociación cultural de Torre de Arcas, que gestiona el club social: ahora se va a catalogar como taberna gracias al cartel que ha colocado el Mercado Bosque de Fantasía.

La obras de la N-232

Condicionan el futuro inmediato de esta parte del Matarraña y, tangencialmente, las del este de la del Bajo Aragón. Jalonadas de contratiempos, tienen en el viaducto de San Bernardo (300 metros, de Torre de Arcas) un paso capital.

El Ball del Poll

Esta tradición, rescatada por el pueblo, se celebra habitualmente el último fin de semana de octubre, y consiste en una competición de baile tradicional, amén de diversas actividades complementarias de hermandad.

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