Heraldo del Campo

Cervezas solidarias que sueñan con frenar la despoblación

El sueño de los responsables de Cervezas Borda, ubicada en la aldea de Aineto, pasa por darle vida a uno de los valles más despoblados de Aragón.

Menchu Ríos es una de las responsables de este proyecto de elaboración de cerveza.
Cervezas solidarias que sueñan con frenar la despoblación
C. Borda

Hace cerca de cuatro décadas, a principios de los años 80, un grupo de jóvenes decidió recuperar parte de la aldea de Aineto, enclavada en el valle de la Guarguera, cerca de Sabiñánigo, en uno de los rincones más despoblados del Alto Aragón.

El éxodo masivo que en los años cincuenta se produjo desde los pueblos a las ciudades provocó la salida de sus vecinos y el silencio se adueñó de sus casas y sus calles. Uno de los jóvenes empeñados en la rehabilitación de este núcleo abandonado fue Felipe Esteban, quien llegó a la aldea con el convencimiento de que no quería solo arreglar una casa e irse a vivir allí. Su objetivo iba mucho más allá: quería trabajar en el mismo pueblo, montar un negocio que proporcionara puestos de trabajo y que sirviera para generar arraigo en la zona y prevenir la despoblación. Un negocio que se hizo realidad hace un par de años y que responde al nombre de Cervezas Borda (www.cervezasborda.es). Un sueño que hoy en día es una de las joyas de la corona de este rincón del prepirineo.

"Desde el punto de vista logístico, nos resultaba mucho más fácil montar la cervecería en Sabiñánigo, pero queríamos asentarnos en Aineto, trabajar en el mismo lugar donde vivimos y, si era posible, crear algún puesto de trabajo. De esta manera, la gente que se inclina a vivir en estos lugares tiene una razón más de peso para no tener que marcharse fuera a buscarse la vida", apunta Menchu Ríos, pareja de Felipe e impulsoras de esta iniciativa, junto con Luis Alonso, socio colaborador.

Felipe llevaba ya veinte años viviendo en este lugar cuando decidió arrancar con la cervecera, pero Menchu llegaba de nuevas y fueron muchas las preguntas que esta zaragozana, trabajadora social, se hizo antes de enamorarse de este rincón del prepirineo. "Cuando Felipe me propuso venirme a vivir a Aineto pensé que era una aventura a todos los niveles. Iba a vivir en una aldea, a 30 km de cualquier tienda o lugar de ocio y de recreo. La invitación suponía un cambio de vida y de mentalidad, porque yo nací en Escatrón y pasé mi infancia en Caspe, aunque he vivido toda mi vida en Zaragoza, donde estuve trabajando como educadora social en proyectos de lo más diversos", recuerda.

Decisiones asamblearias

Estos trabajos previos le permitieron adoptar sin problemas algunas de las normas con las que se rigen en Aineto. Una de ellas es que todas las decisiones que afectan al pueblo se toman asambleariamente, algo que ella también hacía cuando tenía que resolver algún problema en el lugar donde trabajaba.

Este cambio de residencia y de vida era el punto final de un camino que se inició en 2008, cuando Menchu se dio cuenta de que necesitaba dedicarse a otra cosa diferente a la que había estado haciendo hasta entonces. "Me encantaba y me encanta todo lo relacionado con la gastronomía, así que me decidí a estudiar un grado superior de Restauración en Miralbueno y cuando acabé, en 2010, me puse a trabajar en diferentes restaurantes. Ahora, estoy encantada con el proyecto elaborar cervezas y maridarlas con ingredientes de proximidad que es lo que mejor hacemos en nuestra cervecera, la única con sello ecológico de todo Aragón, porque artesanas hay muchas, pero ecológicas no", apunta.

Nueve tipos diferentes de cerveza, incluso una sin gluten, que elaboran en una borda que restauraron hace un par de años y que les fue concedida en régimen de cesión, ya que, según los estatutos de Aineto, las viviendas y las tierras no tienen que ser propiedad privada, pero si pueden utilizarse y arreglarse mientras uno vive en el pueblo.

Arreglar esta borda, que da nombre a las cervezas, no fue tarea fácil y las autorizaciones para su apertura retrasaron este proyecto unos meses más de los previstos por sus promotores. Pero, una vez conseguido el objetivo, Felipe y Menchu han logrado, gracias al boca a boca, y a la venta ‘online’, que sus cervezas ecológicas se conozcan ya en muchos lugares.

Además, desde el primer año, colaboran con una oenegé vendiendo una cerveza solidaria y una parte de los beneficios han ido a parar a Teadir Aragón y este año a la asociación Estrella de la Mañana. Y lo hacen porque ellos están convencidos de que la solidaridad es la base para el progreso de la sociedad.

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