Trabajar a pie de calle cuando el asfalto se derrite

Con el exceso de calor los empleados que ejercer su oficio en la calle deben adoptar medidas como descansar a menudo o beber agua abundante para evitar riesgos.

Antonio García y Félix Barite, obreros de construcción: "Aguantamos como podemos, bebiendo mucha agua e intentando estar a la sombra. Hemos llegado a sufrir 44 grados trabajando".
Antonio García y Félix Barite, obreros de construcción: "Aguantamos como podemos, bebiendo mucha agua e intentando estar a la sombra. Hemos llegado a sufrir 44 grados trabajando".
Guillermo Mestre

Miércoles. Centro de Zaragoza. 12.30 del mediodía y una ola de calor surcando Aragón. Cualquier plan que implicara un aire acondicionado refrescando el ambiente sería bien recibido, incluso ir a trabajar. Aunque hay algunos lugares de trabajo que no disponen ni de este ni de ningún otro aparato con el que poder disminuir el calor. Camareros, operarios de construcción, barrenderos, repartidores a domicilio, vendedores de lotería, albañiles o jardineros sudan la gota gorda en el periodo estival, y nunca mejor dicho, puesto que ejercen su oficio en ese lugar donde se concentran los mayores índices de sudoración en verano: la calle.

Con un termómetro que marcaba los 38 grados a sus espaldas, Antonio García y Félix Barite consideraban que ayer era su día de suerte, "al menos estamos a cubierto, que cuando es a pleno sol es mucho peor. Hemos llegado a soportar temperaturas de hasta 44 grados", comentaban estos operarios de construcción. En las obras que estaban realizando en un garaje de la calle zaragozana Felipe Sanclemente no faltaba una nevera con varias botellas de agua congeladas, "aunque no es bueno beberlas muy frías porque te puede dar un corte de digestión", aseguraba García. Para evitar que esto se produzca y pueda derivar en males mayores, el sindicato Comisiones Obreras presentó a principios de julio una guía contra el calor instando a los empresarios que tienen trabajadores operando al aire libre al cumplimiento de medidas como la mayor periodicidad de los descansos o la facilitación de bebidas, preferiblemente sin azúcar ni alcohol por el aumento de la temperatura corporal que provocan.

Precisamente un refresco y alguna que otra cerveza muy fría era lo que servía Rubén Tarraga en su bandeja a un grupo de clientes sedientos que se sentaban ayer en la terraza del restaurante Las Catedrales en plena plaza del Pilar, donde ya lleva 4 años trabajando. Este joven camarero de 25 años hace frente a las altas temperaturas "bebiendo mucha agua, comiendo bien e intentando no salir mucho a la calle". Para esto último cuenta con la ayuda de los clientes, pues "a partir de las 12 o la 1 ya no se suele sentar mucha gente en la terraza", confesaba visiblemente agradecido.

Ya sea por la peculiaridad de su lugar de trabajo o por la música que surge de él, Javier Fuentes llama la atención de los clientes, "aunque no todos compran", comentaba con una sonrisa. Este vendedor de lotería nacional lleva casi 9 años repartiendo suerte en su "carro" que, generalmente, aparca en la entrada de la calle Alfonso más cercana a la plaza del Pilar. A pesar de lo que pueda parecer, dentro del vehículo hay una temperatura "normal" – o todo lo normal que permite el verano en Zaragoza– gracias al pequeño ventilador instalado por Javier. Con este, una botella de agua bien fría, mucha paciencia y una buena dosis de música para "atraer a los clientes", Javier intenta vender los máximos cupones posibles para "que le ayuden con la pensión". Sin un horario fijo, confesaba que aprovecha los fines de semana porque las posibilidades de venta se incrementan. Aunque su competencia se sitúa a pleno sol en el centro de la plaza del Pilar, Javier lo tiene claro, "cuando hay más de 25 grados yo ya me coloco a la sombra. Además por una afección en el ojo es mejor que el sol no me incida en la cara", comentaba.

El departamento de Salud y Consumo de la DGA recomienda evitar las actividades que exijan un mayor esfuerzo físico en la franja horaria de 12.00 a 17.00 por ser aquella en la que las temperaturas son mayores. Aunque a veces le es inevitable, Rubén García intenta seguir esta medida a raja tabla. "Siempre intento ir lo más rápido posible para llegar a los sitios antes y así quitarme la faena cuando llegan las horas de más calor", asegura este repartidor de la empresa de paquetería DHL. Aunque no hace descansos periódicos, tal como aconseja CC. OO., este joven de 28 años aseguraba que se mantiene hidratado durante un servicio que espera hacer ya en invierno porque está "deseando" que se pase el calor.

Aunque también reparte, Arturo Hornero no cuenta con un camión como su compañero de profesión. Este trabajador de Telepizza suele estar siempre en cocina, aunque precisamente estos días "de más calor" le ha tocado "hacer de repartidor", comentaba maldiciendo su suerte. Aunque hace trayectos cortos, aseguraba que no bebe "nada de agua", simplemente lleva el pedido y lo aguanta como puede puesto que "sufrir el calor es algo inevitable", que hay que llevar con buen humor para ganarle la batalla.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión