Fue una de las medidas estrella del Ministerio del Interior de Juan Ignacio Zoido. En la presentación de los minirradares hubo luz, taquígrafos y mucha expectación. No era para menos porque la DGT puso muchas esperanzas en estos dispositivos: sin cables y de reducido tamaño (unos 50 centímetros) parecían el mejor aliado de la Guardia Civil para luchar contra el exceso de velocidad, una de las causas que más accidentes de tráfico provoca.

Sin embargo, estas y otras bondades pronto se esfumaron porque la puesta en funcionamiento de estos aparatos se retrasó. Los velocímetros no llegaron a muchas provincias (entre ellas las aragonesas) para la operación especial de Semana Santa porque las homologaciones métricas tardaron más de lo esperado.

A mediados de abril, las jefaturas provinciales empezaron a recibir los velocímetros, aunque lo que nadie se esperaba a esas alturas es que se dieran problemas de funcionamiento. En concreto, estas deficiencias están relacionadas con la conexión. Al parecer, los minirradares solo funcionan con cobertura 4G, lo que hace imposible ponerlos en marcha en muchas zonas de la Comunidad aragonesa.

Fuentes de la Delegación del Gobierno confirmaron que el funcionamiento de los cuatro velocímetros que la DGT envió a Aragón (uno por provincia y otro más que va cambiando de territorio según las necesidades) se está viendo limitado por la conexión. De acuerdo con los datos que facilitan las principales compañías de telefonía, en Aragón abundan las zonas de sombra de cobertura 4G.

Cerca de las principales vías de comunicación (como la A-23 o la A-2) hay repetidores que soportan 4G, pero la situación es totalmente diferente en las carreteras secundarias que, por cierto, son el escenario de muchos accidentes mortales.

Está aún por ver cómo resuelve el nuevo Ministerio las incidencias con estos velocímetros de última generación.