Juan Ramón Barrada: "Detrás de la precariedad en la universidad hay ansiedad y estrés"

Barrada (Barcelona, 1976) es profesor en el Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza, en el campus de Teruel.

Barrada, en el campus de Zaragoza hace unos días.
Juan Ramón Barrada: "Detrás de la precariedad en la universidad hay ansiedad y estrés"
José Miguel Marco

Su especialidad es la Psicometría. ¿Situaría esta disciplina en las antípodas del clásico psicólogo de diván?

De hecho, probablemente la psicología académica ya en sí misma se sitúa en las antípodas de ese modelo. La Psicometría es la disciplina orientada a crear y evaluar instrumentos de medida; mientras que medir la altura resulta hoy casi evidente, medir aspectos como la felicidad o la estabilidad emocional es mucho más complicado. Piense en la frase ‘cada vez salgo menos con mis amigos’. Probablemente, en gente del entorno de 15 a 50 años, que alguien salga menos puede ser indicativo de un estado de ánimo bajo; sin embargo, en una persona de 85 años puede responder a otros motivos. Esto nos lleva a catalogar como deprimida a una persona no por cómo la vemos, sino por la pregunta que le estamos haciendo.

La sección de Psicología en Teruel aglutina una de las labores de investigación más productivas de toda la Universidad de Zaragoza. ¿Por qué cree que sucede eso?

Eso es así. A día de hoy, conseguir una plaza de profesor de universidad se cotiza bastante caro; más o menos, la primera plaza a tiempo completo tras el doctorado se consigue a los 35 años, y con bastantes publicaciones. La menor edad en comparación con otros lugares probablemente implique que la gente viene con mejor currículum y publica más.

Ahora que lo menciona, usted es muy crítico con la precariedad laboral en la universidad española.

Yo lo que sé es que llevo desde 2001 con becas y contratos en la universidad, estamos en 2018 y no tengo un contrato indefinido.

Y su caso no es único.

Si en cualquier empresa privada estuviéramos en una situación similar, Inspección de Trabajo hubiera entrado hacía ya muchísimo tiempo. Parece ser que a nivel político, incluso a nivel social, se ha decidido que precarizar los puestos de trabajo es un buen acicate para la producción científica. Y lo que hay detrás es situaciones de estrés y ansiedad. Desde mi punto de vista, a día de hoy, la profesión de profesor de universidad no es recomendable.

Hace dos años, un grupo de científicos intentó replicar artículos relevantes de psicología y solo pudieron hacerlo en cuatro de cada diez. ¿Qué le pareció?

Yo lo interpreto como una señal de que la psicología académica está abanderando el movimiento de revisión de los estándares de investigación actual. ¿En qué sentido? Cuando se ha hecho algo similar en otros campos de investigación, como puede ser ciencias biomédicas o estudios en economía, se ha visto que los problemas son similares.

Se tiende a publicar estudios que confirman hipótesis o que ofrecen resultados espectaculares.

Yo puedo encontrar un grupo de cien españoles y españolas que por azar tengan una altura promedio de 1,90. Es complicado, pero de forma aleatoria podría suceder. Ese estudio podría mostrar un aumento espectacular de altura media entre los españoles en los últimos años. El propio sistema lo estimula en parte.

Hoy por hoy, psicólogos como Steven Pinker, Daniel Kahneman o Dan Ariely son estrellas del panorama mediático. ¿Lo considera bueno o malo?

Que psicólogos académicos como los que cita vayan teniendo más voz en el discurso social es una señal de que la ciencia en su conjunto tiene cada vez más peso.

Usted es crítico con las pseudociencias, pero también con los críticos hacia las pseudociencias.

El problema es que para generar cambio social hay que ir con mucho cuidado. Un ejemplo: sabemos que la homeopatía no funciona más allá del efecto placebo. Cuando cientos de personas compran homeopatía podemos considerar que son tontos o que algo estamos haciendo mal. Pero si alguien que ha pasado por la universidad, como médicos o farmacéuticos, recomiendan homeopatía no podemos considerar que el problema es solo de los consumidores. Y, después, lo que seguro que va a funcionar con mucha dificultad son los discursos de enfrentamiento frontal, porque van a llevar a enconar las posiciones. Quizás lo que deberíamos pensar es cuál es el mejor modo de conseguir avances a este respecto.

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