Núria Casalé: "La vocación, como el amor, te encuentra, no se busca"

Ha obtenido la nota más elevada en las pruebas de Selectividad en Aragón.

Núria Casalé, siempre sonriente.
Núria Casalé, siempre sonriente.
Heraldo.es

Según el Centro de Investigación Económica Ragnar Frisch de Noruega, el cociente intelectual está disminuyendo entre las nuevas generaciones desde 1975. Aspectos ambientales, el sacrificio del hábito de la lectura en favor de los ordenadores... O sea, según ese estudio, somos cada vez más tontos... Ese, desde luego, no es el caso de Núria Casalé Cabanes, mejor nota en la Selectividad (Evau) en Aragón en este curso.

Desconocía ese estudio (sonríe). Y, desde luego, no es la realidad que percibo cerca de mí. Veo compañeros con ganas de mejorar, de progresar, de ser algo en la vida.

¿Cómo se logra la mejor nota entre 5.500 aspirantes?

Obteniendo 13,960 sobre 14 puntos. No hay mucho más misterio.

O sea, solo se le escaparon 4 centésimas para el pleno...

Sí. Saqué un 9,8 en Lengua, y un 9,9 en Química. En las demás asignaturas, un 10.

Muy extraño que se le extraviara una décima en Química, siendo la última ganadora de la Olimpiada Química en Aragón.

Pues se me escapó... Lo de la Olimpiada también me hizo mucha ilusión. Fue en marzo pasado.

Decía ilusión. Qué contentos estarán en casa...

Sí, mucho, aunque aún no he podido abrazarlos.

¡¿A qué está esperando para darles un beso?!

Es que, nada más terminar la Selectividad, el pasado sábado me fui de vacaciones a Salou y no vuelvo hasta el domingo -por hoy-. A mediados de semana, me llamó mi madre y me dijo que la habían llamado de la Universidad para comunicarle que era la mejor nota de Aragón. Estaba emocionada. Mi madre se llama Mercedes, y es profesora en Carmelitas. Mi padre se llama Ramón, y es ingeniero. Mi hermano, Eloi, tiene 14 años. Yo nací en Barcelona, pero desde los dos años vivo en Zaragoza.

¿Cómo es un día de su vida?

Me levanto a las 7.00. Vivo en Montecanal. Cojo el tranvía y voy al Colegio Romareda. Tenemos clase desde las 8.30 hasta las 14.30. Después, como.

¿De qué se alimenta el cerebrito más prometedor de Aragón?

Bueno, cerebrito, cerebrito... En cuanto a mi alimentación, es muy normal.

¿Y después por la tarde? Imagino que estudiar y más estudiar...

Entre semana, una o dos horas.

¿Solo...?

Los fines de semana, más. También hago muchas actividades extraescolares. Voy a la academia de alemán e inglés, y juego al hockey hierba en el Honigvogel.

Estudiar idiomas, deporte: muy buen método... ¿Le queda tiempo para estar con los amigos?

Lo procuro. Elisa, Elena, Silvia, Andrés... Son importantes para mí.

¿Y con el novio?

No tengo novio.

No le creo...

En serio (sonríe).

¿Cuántas horas ve le tele al día?

No me gusta la televisión.

¿Usa el teléfono móvil?

Probablemente demasiado...

¿Qué le apasiona?

Desarrollarme, mejorar...

Y como asignatura, ¿cuál le entusiasma?

Química. Todo lo que somos y nos rodea es química. He cursado bachillerato de Ciencias de la Salud y quiero hacer Biotecnología.

¿Con qué porvenir sueña?

Me veo en un laboratorio investigando. Aunque el futuro lo vas descubriendo. La vocación, como el amor, te encuentra, no se busca.

En un momento en que la cultura importa poco, ¿para qué sirve la cultura, para qué sirve estudiar?

La cultura sirve para mucho, ya lo creo... Para entender la vida, para forjar nuestra personalidad, para conocer, para saber vivir y convivir, para todo.

¿Cuál es la mayor locura que ha cometido?

¿De las que se pueden contar o de las que no se pueden contar?

Si no se puede, no la cuente. Y si se puede, cuéntela, por favor...

Voy a ir a Uganda de voluntariado.

Pero eso no es una locura, ¡eso es algo maravilloso!

Que no es una locura... Pregúntele a mi madre a ver lo que piensa...

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