Navardún: Aurelio, Juana y el torreón que les contempla

Bajo la imponente figura de su torreón, Navardún constituye la entrada natural de la Bal D’Onsella; su fervor religioso se manifiesta en una ‘javierada’ particular y la devoción por San Gregorio y Nuestra Señora de la Asunción.

Una amapola y Sagrario López comparten protagonismo con el torreón de Navardún.
Una amapola y Sagrario López comparten protagonismo con el torreón de Navardún.
Laura Uranga

Esta última Pascua, Sagrario López Cardona se ha encargado de decorar con ramas de olivo varias casas solariegas de Navardún, como la de Juan D’Arilla. Siempre lo ha hecho su madre, Juana, pero Sagrario ha asumido este año la tarea con entusiasmo. Aurelio, el padre, tiene 95 años y le chispean los ojos al hablar de su pueblo, que recorre cada mañana sin prisas con el ánimo que caracteriza a los navarduneros de corazón. Muchos de los muros que dibujan la estructura urbana de este pueblo de las altas Cinco Villas se han levantado por mano del veterano albañil, que ha trabajado toda su vida. "Alguna cosica hago –dice Aurelio– pero ya poco. He trabajado mucho en el campo, sobre todo, a mano, aunque también algo con caballerías. También he sido guardés". "Es un andarín tremendo –apuntan sus dos hijas, que viven en Sangüesa y Zaragoza pero pasan mucho tiempo en Navardún– y nuestra madre tiene muchísima energía, te puede contar lo que quieras del pueblo". Sagrario revela una clave cómplice: a los naturales del pueblo se les llama caracoleros. El símbolo de la caracola, de hecho, es omnipresente en el pueblo.

Navardún es la primera localidad de la Bal D’Onsella (o Valdonsella) desde el desvío de la carretera que sale de Sos. La localidad del Rey Católico (a 13 kilómetros) es referente para toda la zona, junto con Sangüesa (a 19); Navardún enlaza su bus con Sos para llegar a Zaragoza y con Sangüesa para ir a Pamplona, a mitad de camino; en ambas localidades, las farmacias envían medicamentos a los navarduneros previo encargo.

Navardún: Aurelio, Juana y el torreón que les contempla

El panadero llega de Sos tres veces a la semana, el frutero de Cintruénigo un día a la semana y el médico viene a Navardún tres días a la semana (las especialidades se atienden en Pamplona, por proximidad), hay cartero todos los días laborables (viene de Artieda) y los principales destinos laborales para el pueblo son Viscofan en Cáseda (a 30 kilómetros), la papelera Smurfit Kappa y Embutidos Goikoa en Sangüesa. En cuanto a los niños, después de veintidós años sin un solo nacimiento en Navardún, hace seis meses llegó un nuevo caracolero al mundo.

Los grandes problemas del pueblo y de toda la Bal D’Onsella son viarios, despoblación aparte. Sigue faltando la salida a Santa Bárbara al final del valle, las conexiones por arriba desde la salida de Sos son de muy mala calidad... el problema viene de lejos, y no hay visos de solución a corto plazo. Los vecinos se manifiestan, hay carteles de concienciación en los balcones de todos los pueblos, pero hasta ahora el eco es muy relativo.

Una familia de hosteleros

El bar restaurante y albergue Casa Artieda es el bastión de la hostelería local. Los hermanos Iralde Samitier están al frente, con Antonio como portavoz. "Llevamos –dice Antonio– más de treinta años dando servicio de hostelería en el pueblo; antes estábamos en el Centro Parroquial con otro bar, había plancha y ofrecíamos almuerzos sencillos. Cuando se hizo este albergue, cogimos la administración y la verdad es que estamos contentos: siempre hay movimiento en el restaurante, en invierno y verano. Vienen albañiles, cazadores, turistas… tener una puerta abierta en un pueblo pequeño es algo fundamental, una responsabilidad. Para alojar a la gente tenemos cuarenta camas agrupadas en pequeños apartamentos, que bloqueamos para usuarios individuales o familiares únicos, a no ser que vengan grupos grandes".

La iglesia parroquial de la Asunción tiene algunas particularidades. Pertenece al llamado románico oscense y se encuentra en buen estado de conservación, pero a mediados del siglo XX fue sometida a una reforma que supuso la eliminación de varios elementos; a juicio del cura que movilizó esta medida, no se ceñían a los criterios del estilo con el que fue construida. Se quitó el coro, todas las arcadas pegadas a la iglesia y el altar mayor. "Mosén Jesús Auriznea Garaitazelaia –aclara Sagrario– está enterrado en el pueblo, y quiso mucho a Navardún, pero a la iglesia la hizo retroceder hacia el románico original, prefería la austeridad".

Desde 1734, Navardún tiene su propia ‘javierada’; antes la compartía con varios pueblos, pero ahora solo Sada (Navarra) secunda esta iniciativa. Son apenas 10 kilómetros hasta Javier que los mayores hacen en autobús y los más jóvenes, a pie. "La costumbre –detalla Sagrario– es llevar la cruz y visitar a Santa María; los curas se saludan y besan las respectivas cruces; luego se bendicen los campos y el cementerio, se visita el Cristo Sonriente de Javier y hay misa en el castillo, seguida de un almuerzo en la arboleda: volvemos rezando letanías. Los mayores guardan esta tradición, que se repite cada mes de mayo, aunque el día concreto varía. Nunca dejó de hacerse, ni siquiera en tiempos de guerra: ocultaban la cruz en la marcha".

Torreón de gran talla con centro de interpretación busca visitantes que amen la historia

Con 26 metros de altura, el torreón de Navardún es uno de los más altos de Aragón. Levantado en el siglo XIV, presidió un recinto fortificado que, de hecho, dio nombre al pueblo: ‘Navardunum’, atendiendo al sufijo celta ‘dunum’, significa castillo o fortaleza. Desde su terraza, la vista es espectacular, y los pasadizos subterráneos están en la memoria de los mayores desde sus años de juegos infantiles. El torreón está dividido en cuatro plantas de piedra de sillería; fue adquirido en 1981 por la Diputación de Zaragoza para salvarlo de la ruina, y se rehabilitó poco a poco. Los trabajos concluyeron en 2011, y desde la primavera de 2017 alberga el centro de interpretación de los Reinos de Aragón y Navarra. Sin embargo, este año no ha reabierto al público. "Acabó temporada –apunta Sagrario– el pasado mes de diciembre: lo enseñaba Carlos Ripalda, historiador local, pero de momento sigue cerrado. A ver si reabre, porque mucha gente pregunta".

LOS IMPRESCINDIBLES

El tenor Mariano Ibars

Nació en 1914 en Navardún, donde tiene una calle; estudió en Barcelona y vivió tres años en Buenos Aires. De vuelta a España interpretó óperas y estrenó 47 zarzuelas; se retiró en 1965 y vivió hasta los 97 años. Murió en Garrapinillos en 2012.

Carlos Ripalda Gabás

Amante de la historia local, ha escrito hasta el momento dos libros sobre el pueblo y las zonas colindantes: ‘Navardún, historia de la Valdonsella’ (autoeditado, 2013) y ‘Los tesoros ocultos de la Valdonsella’

(Doce Robles, 2016).

Andada al castillo de Ruita

En una caminata de hora y media y ocho kilómetros, con casi 400 metros de desnivel, esta andada desde Navardún por el camino de Petilla de Aragón es muy popular. Se pasa por las Pardinas de Ceñito y junto al Barranco de los Castillos.

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