Una segunda oportunidad para estudiar o trabajar

Más de 500 personas pasan cada año por el centro Mancala que la Fundación María Auxiliadora tiene en Zaragoza. Incluye un programa de inserción labora, otro de educación de adultos y un centro de tiempo libre

El taller materno-infantil es una de las actividades del programa de formación de adultos Maín-Mujer que ayer conoció María Victoria Broto
El taller materno-infantil es una de las actividades del programa de formación de adultos Maín-Mujer que ayer conoció María Victoria Broto
Gobierno de Aragón

Samara terminará en unas semanas el curso de auxiliar de comercio y ya tiene claro en qué tipo de tienda le gustaría trabajar. «En una de ropa», contesta sin dudar. Cuando acabe tendrá que hacer más de cien horas de prácticas en una empresa. «Aquí no les regalamos nada», aclaraban ayer los responsables del centro Mancala de la Fundación María Auxiliadora, ubicada en el barrio zaragozano del Actur y que visitó la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, acompañada de Teresa Sevillano, responsable de la Dirección General de Igualdad y Familias de la DGA, que apoya económicamente este centro.

Por sus instalaciones pasan cada año unos 500 usuarios y unas 130 familias, explicó la directora de esta delegación de la Fundación, Mentxu Soler. «Es fundamental trabajar con las familias para que eso pueda incidir en los hijos y, de hecho, tenemos familias enteras», comentó.

Detalló que Mancala es sede de tres grandes proyectos en los que trabajan un total de 25 educadores. Por una parte, el centro sociolaboral Actur, incluido en la red municipal, trata de dar salidas a jóvenes que no han completado sus estudios. Es el caso de Samara. Participa en el programa de cualificación profesional para personas de 16 a 20 años que pueden optar por el curso de auxiliar de comercio, como ella, o por el de fontanería, calefacción y climatización. En ambos se intenta reproducir el espacio en el que después trabajarán. Así, la joven explicaba lo aprendido detrás del mostrador instalado en la recreación de una tienda de alimentación. Allí se les dan nociones sobre cómo atender al público, cómo hacer caja o cómo envolver paquetes. Además, en el mismo programa hay un aula-taller de artes aplicadas para chicos que no han acabado secundaria.

La segunda pata de Mancala es el centro de formación de adultos, dedicado especialmente a las mujeres. Un 60% son inmigrantes y personas de etnia gitana, además de algunos refugiados. Hay cursos de español para los extranjeros, de alfabetización, planchado, cocina, formación básica... También tienen gran aceptación la informática, explicó la coordinadora de este proyecto, Blanca Fuertes. Además, disponen de ludoteca para dejar a sus hijos mientras aprenden y comparten vivencias con personas en su misma situación.

Por último, hay un centro de tiempo libre al que acuden más de un centenar de chavales de 6 a 18 años que tienen refuerzo educativo, colonias de verano...

La consejera puso en valor el trabajo conjunto de las administraciones con entidades del tercer sector como esta, cuyo trabajo de inserción sociolaboral y de apoyo a mujeres y familias ensalzó.

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