Voluntad de existir

Imagen de archivo de una manifestación de Teruel Existe en las calles de Zaragoza
Manifestación de Teruel Existe en las calles de Zaragoza.
Guillermo Mestre

La voluntad de existir es quizás el rasgo más poderoso y admirable de la movilización que mantiene a Teruel en alerta desde principios de la década pasada. La plataforma que alumbró un eslogan único ha contribuido a impulsar avances como la construcción de la A-23, mejoras en el transporte sanitario y en el ámbito universitario y, sobre todo, el renacer de la autoestima colectiva, según resaltaba el día de la gran manifestación del domingo pasado el portavoz de Teruel Existe, Manuel Gimeno. A ello añadía ayer el consejero de Presidencia proyectos como el aeropuerto de Caudé o Dinópolis, que han generado puestos de trabajo y expectativas empresariales. Vicente Guillén alerta contra el ‘victimismo’, pero la protesta de Teruel va mucho más allá del espíritu del ‘Aragón depresivo’ de los años setenta. Exponente de los males que aquejan a la España interior, con la despoblación a la cabeza, la provincia reclama cosas básicas, como la mejoría obligada de las conexiones ferroviarias o las autovías A-68 y A-40, así como el desdoblamiento de la N-211. No debería ocurrir, pero si hay pocas voces hace falta alzarlas para reclamar la atención debida.