Ilche: Toda una pequeña ONU que busca quietud, naturaleza y armonía

El municipio de Ilche, compuesto por cinco localidades, ha vivido en los últimos años un goteo sostenido de nuevos moradores que buscan en la naturaleza y la construcción de casas sostenibles su universo particular.

Flores sobre el buzón en una puerta rústica de Ilche.
Flores sobre el buzón en una puerta rústica de Ilche.
Laura Uranga

La localidad de Ilche es el centro administrativo de un parchís de pueblos que completan (sin colores asignados, ojo) Monesma de San Juan, Fornillos, Morilla y Permisán. Andan juntos como municipio desde mediados del siglo XIX, concretamente desde 1857. Al solo diez minutos de Barbastro y Monzón, tienen muy a mano los servicios básicos que no están físicamente en el interior de los pueblos. Atraídos por la paz y los paisajes, ciudadanos de diversas partes del mundo han echado raíces en este término, hasta el punto de configurar una pequeña ONU en la que abundan los amantes de la naturaleza y bioconstrucción, con varios proyectos en marcha o iniciativas ya consolidadas.

Marisol Pallarés, administrativa del Ayuntamiento durante casi tres décadas, nació en este pueblo agrícola que trabaja con dos referencias fundamentales, la Sociedad Cooperativa Agrícola de Barbastro y la Comunidad de Regantes Valdealferche. Marisol está muy orgullosa de la actual vocación plural del municipio. "En Ilche hay dos familias argentinas. Vinieron hace años, son familia; buscaban un lugar para vivir tranquilos en el campo. Son Marcela y Rodrigo, con su hija Micaela, y ahora se unieron Ayleen con Mariano y su hijo Benjamín; la abuela pasa temporadas con ellos. Por otro lado, están Wolfgang y Mary Jo, austriaco y belga, que están restaurando una casa en Ilche. También hay dos chicos con un proyecto medioambiental muy bonito, Savia Íbera, que se están haciendo una casa con balas de paja: son Koert, canadiense, y Silvia, de Barcelona. Dámaso y María Jesús se han hecho su casa de adobe, son de Barbastro y se han adaptado muy bien: restauraron un antiguo pajar y han hecho un trabajo fantástico. En Fornillos están Almudena y Óscar, otros nuevos pobladores".

Mariano Rodríguez viene del Bolsón, cerca de Bariloche, en la Patagonia, y trabaja en una tienda de informática en Barbastro. Ayleen González es administrativa. "Mis cuñados viven en el pueblo hace diez años, nosotros vinimos por ellos. Estamos muy felices con la tranquilidad de este pueblo, vecinos muy majos".

En el Municipio hay más presencias curiosas, y una de las que más llaman la atención es la ‘Casa de la Botellas’. Está en Monesma de San Juan, y su particularidad es que está literalmente adornada por botellas de champán. La ha comprado un ciudadano inglés, Paul, pero puede admirarse sin problemas desde la calle. Y Marisol recuerda que cuando había frutales en la zona se llegaron a contar hasta ocho nacionalidades entre los trabajadores, desde africanos a chinos y europeos del Este.

Apegada a su pueblo

Marisol Pallarés es de Ilche. Se marchó a estudiar y aprobó unas oposiciones que le llevaban muy lejos del Somontano. Sus padres, que llevaron la gasolinera del pueblo durante treinta años (hasta hace casi veinte), le comentaron que quedaba una plaza libre en el Ayuntamiento, se presentó y se la dieron. Ellos se enteraban de todo en la zona, ya que la estación de gasolina servía también un poco de centro social para los pueblos cercanos, incluyendo algunos ajenos al municipio como Peralta o Berbegal.

Marisol lleva ya un tiempo al pie del cañón; concretamente, desde 1991 y siempre armada con una sonrisa. "Al principio eran pocas horas, pero poco a poco fue aumentando la actividad y, por tanto, la dedicación exigida. Compartimos secretario con Berbegal, yo estoy aquí a diario con las licencias de obra, correo, atención a los vecinos y todo el tema administrativo habitual. En cada uno de los cinco núcleos de población del municipio, el presidente de la asociación de vecinos traslada las necesidades de sus vecinos al Ayuntamiento".

Las carreteras y las visitas

La reivindicación recurrente del Ayuntamiento de Ilche tiene que ver con sus carretera internas, ya que algunas de ellas presentan un estado muy endeble. De hecho, hace un par de años se presentaron 650 firmas para pedir el arreglo de la vía entre Ilche y Morilla, que presentaba numerosos agujeros, baches e incluso arbolado y maleza sobre el asfalto. No es la única vía con ese problema: también se aprecian algunos socavones entre Ilche y Monesma, pero dejando aparte esta circunstancia.

Marisol repasa algunos tesoros patrimoniales locales. "No me quiero dejar ninguno, pero se pueden destacar todas las iglesias, aunque quizá la románica de Monesma es más conocida, la restauraron hace veinte años. El pozo-fuente de Monesma, los aljibes de Permisán y la fuente de Ilche también son dignos de verse".

La tradición religiosa, como en tantos otros lugares de Aragón, está muy arraigada en el término. Dato curioso: durante un tiempo coexistían tres diócesis dentro del municipio ya que Ilche pertenecía a Lérida, Fornillos y Permisán a Barbastro, y Morilla y Monesma, a Huesca. De Morilla era San Balandrán, y su historia es curiosa. Se cuenta de una aparición mariana al pastor Balandrán, que era un gigante. Se convertiría con el paso del tiempo en una figura icónica para toda la zona y hay una figura suya a la entrada del Monasterio del Pueyo, a las afueras de Barbastro. El lunes de Pascua hay romería de varios pueblos, pero el martes es Morilla la población que tiene el privilegio de caminar en solitario, gracias a San Balandrán. Dice la tradición que los mozos y mozas casaderos deben tocarle la cabeza y los pies con los brazos estirados para tener opciones de casarse. Un reto para los de brazo corto y aspiraciones matrimoniales, que las nuevas generaciones han ido superando con nota.

Monte Odina y Dalcamp, las bodegas locales integradas en la D. O. Somontano

En el mapa de la Denominación de Origen Somontano, las más meridionales son las dos bodegas pertenecientes al término municipal de Ilche. Monte Odina (en el mismo territorio local de Ilche) y Dalcamp (Monesma de San Juan) representan la doble apuesta vitivinícola local.

Fundada en el año 1994, Dalcamp es una bodega familiar cuyo estandarte es la marca Castillo de Monesma; la cabernet sauvignon y la merlot son las uvas más utilizadas en la elaboración de los vinos Dalcamp, que la casa califica de potentes y afrutados, con rasgos de maderas finas y marcadas notas varietales.

Monte Odina, fundada en 1984, pertenece a la familia Romeo, y presume de su vinculación literaria gracias a la novela de Ramón J. Sender titulada ’Monte Odina el pequeño teatro del mundo’. El año pasado, la bodega cosechó medallas de oro en los concursos Bacchus, Berliner Wein Trophy y Asia Wine Trophy.

LOS IMPRESCINDIBLES

Vicente Cambra

Nacido en 1919 en Morilla, Vicentico fue un cantador de jota que llevó el nombre del municipio por los escenarios. Talento precoz, se mantuvo con fuerzas para el canto hasta su vejez. Falleció en 2005 en su pueblo.

Arroceros Somontano

Arroceros Somontano, empresa de sede binefarense, tiene su finca de producción en Monesma de San Juan. Todas las variedades están sujetas a las normas de producción integrada, respetando las medidas agroambientales.

Gramapán

Este castillo medieval en ruinas está sobre un cerro de arenilla y es de corte eminentemente defensivo. Quedan restos de una torre realizada con grandes sillares dispuestos en hiladas regulares, más dos aspilleras.

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