El día que Aragón reafirmó su vocación autonomista

Más de cien mil personas salieron a la calle en Zaragoza el 23 de Abril de 1978, en una jornada "inolvidable", para exigir un Estatuto que reconociera los derechos históricos de la Comunidad.

La manifestación, a su paso por Independencia.
La manifestación, a su paso por Independencia.
Archivo Heraldo

"Cuando salí de mi casa en el barrio de San José venían oleadas de gente con banderas de Aragón que iban a la manifestación. Al llegar al punto de encuentro de los convocantes, estaba llorando. Fue maravilloso". Así recuerda Mercedes Gallizo, entonces en el Movimiento Comunista de Aragón, la histórica manifestación en la que cien mil personas reclamaron el Estatuto y la plena autonomía. Una jornada imposible de olvidar y en la que las fuerzas políticas unidas, con un respaldo masivo de la ciudadanía, reivindicaron que Aragón se merecía mucho más que lo que tenía entonces. Santiago Marraco, presidente de Aragón de 1983 a 1987, explica que fue un "éxito total" que confirmó a los políticos "cuál era el camino a seguir".

Juan Antonio Bolea Foradada, el diputado por UCD al Congreso por Zaragoza que fue elegido por la Asamblea de Parlamentarios presidente provisional de la Diputación General de Aragón el 9 de Abril de 1978, rememora cómo se programó esta histórica manifestación en apenas dos semanas. "En el primer Consejo de Gobierno, y aunque se barajaron otras propuestas, se acordó que el Día de Aragón fuera el 23 de Abril. Y aunque estábamos a quince días, nos planteamos: Qué mejor idea que celebrarlo con una gran manifestación", relata. Y vaya si lo fue. Pero tan importante o más que la cifra de asistentes fue "la alegría y la ilusión" con la que se vivió en un momento histórico en el que había poco hábito de manifestarse.

La protesta proautonomista partió a las doce y cuarto de la plaza de San Francisco, encabezada por el propio Juan Antonio Bolea (UCD), el vicepresidente de la DGA, Jaime Gaspar y Auría (PSOE); Ramón Sainz de Varanda (PSOE); Mariano Alierta (UCD); Emilio Gastón (PSA); Mercedes Gallizo (MCA); Luis Marquina y Andrés Cuartero (PSOE); Fernando Gimeno (ORT); Luis Fatás (OIC), Ángel Cristóbal Montes (PSOE), Fidel Ibáñez y Vicente Cazcarra (PCE); Javier Lázaro (PTE); José Miguel Gómez Tutor (Partido Carlista) y Bernardo Bayona (PSA), entre otros. Y aragoneses, decenas de miles de personas que gritaban consignas como "¡Aragón, autonomía!", "¡Por una autonomía que salve Aragón!", mientras se escuchaban de fondo el retumbar de los tambores del Bajo Aragón y hasta alguna jota improvisada.

Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando, junto a la estatua del Justicia, se izó la bandera de Aragón, cuya composición con cuatro barras rojas horizontales sobre un fondo amarillo se había pactado en el primer Consejo de Gobierno. Aún recuerda Juan Antonio Bolea el atronador "¡Aragón, Aragón! que resonó en Zaragoza. Él mismo, como primer presidente de la DGA, fue el encargado de subir la enseña. Y necesitó dos intentos, según contó HERALDO, en la crónica de la manifestación. En el primero, "la bandera no llegó a subir por un nudo; hubo que bajarla y deshecho el nudo, esta vez sí, en medio de la ovación de los presentes, las cuatro barras rojas sobre fondo oro llegaron a la cima de mástil, ondeando en el aire zaragozano".

El lugar escogido para izar la enseña estaba lleno de simbolismo: el monumento a Juan de Lanuza, al Justiciazgo, expresión de las libertades aragonesas. A sus pies depositó Mercedes Gallizo un ramo de flores. "Fue algo improvisado. Lo compré cuando iba hacia la manifestación", recuerda ella.

La marcha continuó por Independencia hasta llegar a la Diputación Provincial, donde María Victoria Nicolás, del PSA, leyó la declaración pactada por los partidos que comenzaba haciendo alusión a los Decretos de Nueva Planta promulgados por Felipe V entre 1707 y 1716, que supusieron la desaparición de Aragón como entidad política y jurídica, y al congreso pro Autonomía de Aragón de Caspe de 1936. En ese momento, ya resaltaron los organizadores que se trataba de "la mayor manifestación popular de la reciente historia de nuestro pueblo. La demostración del compromiso que los aragoneses establecemos para ir a la reconstrucción de nuestra identidad aragonesa".

Pues en el fondo, como explica Bolea, ese era el objetivo que se habían fijado al convocar "esa manifestación por la libertad, la democracia y la autonomía de Aragón" que sabían de antemano que "no podía fallar".

Y al finalizar la protesta, como informó HERALDO, no podían estar más satisfechos: "El proceso hoy culminado señala la adquisición por el pueblo aragonés no solo de la conciencia de sus muchos problemas, sino también la certeza de que el camino para superarlos es un Estatuto de Autonomía que reconozca el pleno derecho de la región a autogobernarse y administrar sus recursos, en el marco de la más estrecha solidaridad con las demás regiones y nacionalidades de España".

El éxito de la manifestación culminó, aquella misma tarde, con una gesta deportiva que Bolea y Gallizo consideran que fue la guinda del pastel. Los convocantes estaban invitados a La Romareda y los jugadores saltaron al terreno de juego portando la bandera de Aragón. En un ambiente eufórico y con 34.000 aficionados en la grada, un gol de Arrúa frente al Alavés dio al Real Zaragoza el ascenso a Primera división.

Ascenso del Real Zaragoza a Primera División en el día de San Jorge de hace 40 años

El proceso para conseguir una autonomía plena no tuvo tanto éxito, y se dilató más de lo esperado. El primer jarro de agua fría llegó cuando se vetó a Aragón optar por el artículo 151 de la Constitución española, la vía que Marraco recuerda que le correspondía "por razones históricas".

También Bolea lamenta que "ciertamente no se consiguió que Aragón fuera por la vía rápida" y Gallizo coincide con él en que se tardó en conseguir, "pero sirvió para crear una idea muy sólida de Comunidad".

Con el paso del tiempo y la llegada de competencias aquel objetivo se ha ido materializando. Pero todo comenzó hace hoy cuarenta años, en una jornada "especial, histórica y gloriosa" en la que miles de aragoneses salieron a la calle para reafirmar su vocación autonomista.

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