¿Hasta cuándo?

Un derrumbe en Monrepós
Un derrumbe en Monrepós provoca una profunda grieta en la carretera de Arguis
Subdelegación del Gobierno en Huesca

Cuando Zapatero no había certificado todavía la crisis que tantas veces negó, Aragón ya empezaba a poner cara y ojos a la España de los recortes. Aún entre los espejismos de la pos-Expo, en julio de 2010 ordenó la paralización de las obras de la autovía por Monrepós. Costó digerirlo, pues los aragoneses que veranean en la costa se las veían entre atascos y retenciones por la vorágine de las máquinas en las autovías y autopistas mediterráneas. Llegó después el Gobierno de Rajoy y mantuvo ralentizado un proyecto vital para el Pirineo que ya debería estar terminado. Por razones que van desde la seguridad vial hasta el peso económico específico que tiene el turismo de nieve y naturaleza. Entre unos y otros, la casa sin barrer; entre ellos se acusaron mutuamente; ninguno hizo nada; pero todos tenemos que recoger hoy los escombros de este desaguisado mayúsculo. Porque la única comunicación alternativa por carretera –la autonómica A-132– acumula más peligros y abandonos por parte de los sucesivos inquilinos del Pignatelli. La imagen de ayer con Santa Bárbara cerrado y el Pirineo prácticamente incomunicado es casi tercermundista. Aragón no se la merece. ¿Hasta cuándo?