Embudo en el Pirineo

El mal estado de las infraestructuras de comunicación lastra el bienestar y el desarrollo de Aragón. La última prueba de esta lacra es el acceso al Pirineo central, que ayer mismo se vio colapsado por la coincidencia del cierre de Monrepós y Santa Bárbara durante unas horas.

La carretera de Santa Bárbara
"Esto demuestra que la mejora de Santa Bárbara no puede esperar"

El deterioro de las carreteras aragonesas, al igual que el de las vías férreas, es un hecho evidente. El empeoramiento de la red vial se ha agravado hasta los límites actuales, casi insostenibles, durante la última década a causa del ajuste presupuestario, el recorte de las inversiones y el abandono de las infraestructuras públicas. La economía española ha recuperado ya los niveles previos a la crisis, pero las grietas de estos años oscuros se dibujan en el pavimento. De este modo, Aragón arrastra un déficit de inversión en nuevas carreteras (la eterna autovía A-23 sigue en obras) y en la modernización y mantenimiento de las heredadas del siglo XX, como el puerto de Santa Bárbara, que ayer debió ser cerrado durante siete horas por un desprendimiento de rocas. De esta forma, la clausura temporal de la vía más importante de llegada al Pirineo aragonés, el puerto del Monrepós, y las malas condiciones de los otros accesos mantienen muy mal comunicado al menos a la mitad del Pirineo. Y no se trata solo del daño a la movilidad de los ciudadanos, a la economía o a las comunicaciones con Francia, hay también un evidente deterioro de las condiciones para actuar en caso de urgencias. El Gobierno de Rajoy debe ser mucho más sensible, a través de los presupuestos del Estado que aún están por aprobar, a las imperiosas necesidades de una Comunidad tan leal con el Estado. Y el de Lambán debe echar el resto.

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