El Ebro rompe las motas y anega miles de hectáreasen la ribera baja

Los alcaldes no temen por los casas, pero dan por perdido el cultivo a la espera de la punta de la crecida.

Operarios de Tragsa levantan una barrera en Pina de Ebro, el municipio que más preocupa
Operarios de Tragsa levantan una barrera en Pina de Ebro, el municipio que más preocupa
José Miguel Marco

Con 1.800 metros cúbicos por segundo y a falta de 40 horas para recibir la punta de la crecida, el río Ebro ya había causado estragos este sábado en los municipios de la ribera baja. La rotura de numerosas motas de protección a lo largo del cauce propició la inundación de miles de hectáreas de cultivo, que ya se dan por perdidas, aunque los cascos urbanos se mantuvieron a salvo.

Pese a que la riada parece llegar con menos ímpetu de lo previsto en la parte alta de su recorrido por Aragón y en la capital aragonesa, en localidades como Villafranca, Nuez, Quinto o Fuentes esperan afecciones similares a las que produjo la crecida de 2015. "Con menos agua que entonces, se está inundando más terreno", lamentaba Roberto González, alcalde de Villafranca de Ebro, que se quejaba de la falta de limpieza del río.

Y eso pese al importante operativo desplegado por la Confederación Hidrográfica del Ebro, la Diputación Provincial de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y la Unidad Militar de Emergencia. Durante toda la jornada se trabajó para reforzar las barreras del cauce y evitar mayores consecuencias.

En Quinto se activaron dos niveladoras, una retroexcavadora, dos palas cargadoras y siete camiones. Su alcalde, Jesús Morales, señaló que "desde el jueves se han estado reforzando las motas". Sin embargo, a media tarde se rompió una de las contenciones del municipio, en su margen derecha, lo que causó la inundación de más de 1.500 hectáreas, principalmente de cebollas y cebada.

En Nuez de Ebro las barreras cedieron ya por la mañana, y anegaron en torno a 500 hectáreas de cereal, alfalfa y maíz. "A la gente con parcelas y granjas se les avisó con tiempo y pudieron salir sin problemas", comentaba el alcalde del municipio, Ramón Sebastián. El problema, a su juicio, es que "durante tres o cuatro días habrá un nivel alto de agua", lo que impedirá evaluar los daños.

Crecida del Ebro en Pina

Por su parte, los vecinos de Fuentes de Ebro vieron cómo el río superó las defensas del pueblo por dos puntos, pese a que el viernes se abrieron las tajaderas para aliviar la presión. Como consecuencia, entre 800 y 1.000 hectáreas de trigo, alfalfa y cebolla –en plena temporada– se vieron afectadas. "No solo nos preocupa la inundación, sino cómo quedará el terreno y las infraestructura", apuntó la alcaldesa, María Pilar Palacín, que no obstante resaltó la "colaboración y antelación de las instituciones", así como la ayuda de los agricultores de la zona.

En cualquier caso, las miradas se centran ahora en Pina de Ebro. Operarios de Tragsa, con diez camiones y dos retroexcavadoras, levantaron una mota junto al pueblo, mientras el nivel del agua amenazaba con desbordar la carretera A-1107.

El presidente de Aragón, Javier Lambán, visitó la zona junto al presidente de la DPZ, Juan Antonio Sánchez Quero. "Ahora debemos poner el foco aquí y por ello, el centro de mando avanzado de operaciones se trasladará a Pina, donde ahora hay más motivos para la preocupación", dijo Lambán.

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