La llaman la enfermedad del silencio porque no da síntomas hasta que de repente se manifiesta. A Paula, de tan solo diez años, se le declaró a través de un intenso dolor de tripa que le llevó a Urgencias un 1 de febrero de 2017. "Es una niña que nunca se queja así que decidí ir al hospital. Entramos por lo que pensábamos que era una apendicitis y salimos con una leucemia linfoblástica aguda debajo del brazo", recuerda la madre de la pequeña, María Pilar Viñas, coincidiendo hoy con la celebración del Día Internacional del Niño con Cáncer. Paula fue uno de los 33 nuevos casos de cáncer en menores que se diagnosticaron el año pasado en Aragón.

A pesar de haber pasado bastantes meses desde entonces, María Pilar recuerda, "como si fuera a cámara lenta", cada prueba y análisis que le hicieron a Paula durante dos interminables días y que desgraciadamente confirmaron un 3 de febrero el diagnóstico inicial.

"Me recuerdo a mí misma diciéndole a la médico que se había equivocado de niña. Pero solo puedo decir que nos sentimos totalmente arropados. Todos se volcaron en ella: los médicos, los voluntarios de Aspanoa e incluso los padres de otros niños que tenían cáncer", agradece.

Ha sido un año "duro, muy duro", en el que Paula y su familia han pasado por diferentes etapas. "Primero lloras, luego estás triste y luego pasas a reírte de cosas insignificantes. Los niños te dan la fortaleza que muchas veces nos falta a los adultos", asegura.

María Pilar reconoce que su hija, una niña fuerte que después de vomitar por la quimioterapia le pedía seguir jugando, le ha dado "una lección de vida", con apenas diez años. "Solo se puso a llorar cuando le dijeron que se le iba a caer el pelo, pero vimos a un niño en la tele al que le faltaba una pierna y a la mañana siguiente, se despertó diciéndonos que ella tenía suerte porque solo iba a perder el pelo", explica María Pilar.

En estos momentos, Paula está en fase de mantenimiento. Le queda un largo camino por recorrer (hasta pasados cinco años no se recibe el alta). Pero hace unos días la pequeña volvió a patinar, una pasión que ha tenido que dejar aparcada estos meses. "Me he sentido de nuevo libre", le dijo a su madre el primer día que volvió a subirse a unos patines.