Ni un paso atrás

Habrá que empezar a dar la razón a quienes hace ya tiempo consideraron que las afrentas hacia Aragón son susceptibles de una tesis doctoral. Entre quienes despacharon la Travesía Central para optar por el Corredor Mediterráneo, quienes han sido incapaces de construir a tiempo la autovía entre Navarra y Huesca y quienes han dado largas al Canfranc, la lista de agravios ni siquiera se detiene en esos nuevos convoyes de alta velocidad que pretenden pasar de largo por una de las cinco grandes ciudades de España. Tampoco se puede pedir más a un ministerio –ora gobernado por el PP, ora por el PSOE– que sigue sin desdoblar la N-232, una ratonera para los conductores y el problema de mayor calado que sufre Aragón, pese a la miopía de algunos de nuestros representantes. Ojalá que con Íñigo de la Serna no se reproduzca el caso de aquella ministra que jamás entendió la necesidad de la autovía de Barbastro. Pese a quienes consideran que la queja es un deporte al que se aficionan los eternos insatisfechos habrá que recordar que Aragón está ya cansado de incumplimientos y agravios. El nuevo EVA debe detenerse en Zaragoza y Calatayud. Ni un paso atrás.