Rumanos, chinos, belgas y franceses tiran de la compra de viviendas por parte de ciudadanos extranjeros

A lo largo del primer semestre del pasado curso se concretaron cada día, de media, 3,66 operaciones de este tipo.

Zaragoza aporta también las políticas que desde el consistorio consideran que pueden exportarse a otras ciudades.
Vista panorámica de Zaragoza.
Oliver Duch

Al hablar de compradores extranjeros de ladrillo y suelo, el imaginario colectivo proyecta la imagen de una suerte de magnate que busca gangas y se aprovecha de la bajada de precios resultante de la reestructuración del sector inmobiliario. Pero el perfil del inversor, exceptuando algunos puntos de la costa y de las principales ciudades, no responde al de una persona que busque el lujo, sino más bien viviendas de rango medio o bajo dentro de las urbes o en zonas turísticas pero asequibles.

Las adquisiciones llevadas a cabo por ciudadanos extranjeros en Aragón se aceleraron hasta un 19,8% a lo largo del primer semestre de 2017 -último período de estudio- respecto al mismo momento del año anterior, concretándose hasta 660 compraventas. Es decir, se cerraron 3,66 operaciones de media cada día. Un crecimiento que supera en seis puntos porcentuales la media nacional y que confirma la tendencia iniciada en el último lustro, según los datos facilitados por el Consejo General del Notariado.

Las nacionalidades que más nuevos propietarios concentran se dividen en dos grupos: por un lado están los que realizan las adquisiciones desde el extranjero y, por otro, los que procuran satisfacer la necesidad inmediata de un hogar ya que son vecinos de procedencia extranjera residentes en algún municipio aragonés.

Dentro de los primeros destacan los belgas, que acumulan un 30% de la cuota de mercado del citado grupo, y los franceses, que participan en una de cada cuatro transacciones. Según explican fuentes del sector, son compradores que buscan "una segunda residencia de tipo vacacional en zonas como los Pirineos o el Matarraña. Algunos, en ocasiones, procuran abrir un negocio de alojamiento rural o, simplemente, una zona tranquila en la que vivir algunos períodos de su jubilación".

Por otro lado se encuentran aquellos que han decidido iniciar una nueva vida y que precisan de una vivienda familiar. La rumana (45%) y la china (10%) son las nacionalidades predominantes dentro de este grupo. "Si bien empezamos a ver a ciudadanos de origen china que ya piensan en el sector inmobiliario como una inversión, aunque son casos puntuales", indican estas mismas fuentes.

A nivel nacional, la incursión foránea en el mercado inmobiliario muestra banderas diferentes: en 2017 fueron los británicos (13,9%) quienes lideraron la clasificación, seguidos de los franceses (8,8%), alemanes (8,2%), italianos (7,7%) y rumanos (6,9%). En paralelo se aprecia un elevado dinamismo de algunos vecinos europeos, con incrementos de las compraventas de entre el 20 y el 27% de Portugal, Francia, Países Bajos o Bélgica. También el interés aumentó desde Estados Unidos, con un incremento de operaciones de hasta el 49,6%.

Regresando a Aragón, el desembolso medio por metro cuadrado fue de 768 euros durante el primer semestre del año pasado, una cifra que en el conjunto del país se disparó hasta los 1.668 euros.

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