Montañeros protegidos ante posibles aludes

El estado de las capas de nieve, su volumen, la temperatura, el viento, el terreno o el montañero inciden en el desencadenamiento de aludes. En Aragón la Escala de Clasificación del Terreno de Aludes o herramienta ATES ayuda en su prevención.

Realizando un corte de nieve ante un alud, cerca del refugio de Ibones de Bachimaña.
Realizando un corte de nieve ante un alud, cerca del refugio de Ibones de Bachimaña.
Comité de refugios FAM

La nieve es un material plástico y sobre una pendiente tiende a fluir por la gravedad hacia las zonas inferior. Se trata de un movimiento lento, pero que adquiere velocidad conforme desciende. Y si el tipo de nieve es importante, también lo es su temperatura.

Si la temperatura es alta, el riesgo de aludes crece en un principio, aunque luego ese peligro disminuye gracias a la consolidación de las capas. Pero si persisten las altas temperaturas, la fusión de la nieve aumenta su inestabilidad, ya que el agua irriga las capas inferiores. Asimismo, con temperaturas bajas la consolidación de capas es más lenta y el riesgo de aludes se mantiene en el tiempo, especialmente en caras norte.

Las placas formadas por el viento son siempre peligrosas a cualquier temperatura. Este meteoro es siempre un factor muy importante en el desencadenamiento de aludes, pues redondea los copos de nieve, acumulándolos hasta formar placas muy inestables que se sostienen sobre una capa de nieve y aire, que favorece el deslizamiento. Un aire cálido y húmedo también incrementa el peligro, ya que hace que la nieve sea más pesada.

Lógicamente, las características del terreno son decisivas. Los suelos lisos y con hierba larga favorecen los deslizamientos, mientras que los rugosos y con rocas los dificultan. Por supuesto, la pendiente es determinante, siendo las zonas convexas más peligrosas que las cóncavas. La franja en la que más aludes se producen es la que se sitúa entre los 25 y los 45º.

Y si todo lo anterior, junto a la cantidad de nieve caída, incide en la posibilidad de producirse un alud, no es un factor menor el propio montañero-esquiador. La sobrecarga que elmontañero-esquiador ejerce sobre la capa de nieve puede provocar un desequilibrio fatal.

El próximo día 2 de enero ser presentará en el edificio Pignatelli la cartografía ATES, que este año se ha hecho dentro del programa Montaña Segura para la zona del macizo del Aneto. Esta cartografía clasifica el terreno en función de su grado de exposición a los aludes en tres categorías: terreno simple, terreno exigente y terreno complejo.

Habrá un panel informativo en los puntos de partida de los recorridos invernales que se inician en Llanos del Hospital y los refugios de la Renclusa y Cap de Llauset, y la cartografía ATES del macizo Aneto-Maladetas está descargable en la web de Montaña Segura en formato pdf y kmz.

Y lo que siempre es fundamental en salidas a la alta montaña invernal es consultar el Boletín de Peligro de Aludes de la Aemet. No lo olvides.

Más noticias en Unpaisdemontañas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión