"Aquel 14 de diciembre un nuevo hígado me dio la vida"

Luis Marco se convirtió en 1998 en el primer trasplantado hepático de la Comunidad aragonesa. Ayer, como cada año, celebró esta particular onomástica.

Luis fue el primer trasplantado hepático de la Comunidad.
Luis fue el primer trasplantado hepático de la Comunidad.
José Miguel Marco

Su carné de identidad pone que nació un 3 de febrero de 1950, pero para Luis fue realmente un 14 de diciembre de 1998 cuando recibió el "milagro de la vida". Se convirtió entonces en el primer trasplantado de hígado de la Comunidad aragonesa y, desde entonces, asegura, exprime cada día al máximo e intenta pasar el mayor tiempo posible con la gente que quiere, porque "es lo realmente importante". El Hospital Clínico ya ha superado su trasplante hepático número 600. 

Luis Marco se enteró de que tenía hepatitis C por un "cúmulo de casualidades". Un reconocimiento médico a raíz de un cambio de trabajo le detectó anomalías en sus análisis que confirmaron posteriormente uno de los peores diagnósticos. "Me dijeron que tenía hepatitis C, seguramente por una transfusión, y que me quedaban pocos años de vida", recuerda Luis, al que entonces le aseguraron que su única solución era un trasplante. Un procedimiento que entonces solo se practicaba en Madrid o Barcelona y para el que había hasta dos años de espera. "Creo que fue mi disposición y que vieron que era realista lo que les animó a hacer en el Clínico el trasplante", reconoce.

El día que le comunicaron que iban a sustituirle el órgano dañado, Luis firmó los papeles de consentimiento sin consultar a nadie. Eso, a pesar de que le dijeron que tenía un 80% de posibilidades de ser compatible. "Yo sabía que iba a ser un 100%, estaba convencido. La gente me dice que fui valiente, pero no lo creo. Me estaba muriendo, me dieron pocos años de vida, no tenía otra alternativa", señala.

Aquel 14 de diciembre, estuvo en el quirófano desde las 16.00 hasta las 9.00 del día siguiente. "Ahora, un trasplante les cuesta tres horas y media, pero yo fui el primero", cuenta Luis, que salió de la operación despierto. Recibió el alta el 30 de diciembre, pero Luis reconoce que esos primeros meses no fueron fáciles. Fueron casi tres años de ingresos y numerosos controles médicos. "Es lógico. Se preocupan por cada cosa que me pasa. Recuerdo que de vez en cuando tenía unos dolores terribles en un costado. Después, descubrieron que eran tirones musculares por falta de magnesio", asegura Luis, que como todo trasplantado precisa de un tratamiento inmunosupresor, que poco a poco han ido regulando para causarle los menos efectos secundarios posibles. "Lo que aconsejo a los que estén en esta situación es que se cuiden y que estén activos", recomienda.

Pero este "peaje" le ha hecho "ver la vida de otra manera". "El dinero me sobra, no le doy importancia. Me importa mi gente y especialmente mis nietos Paúl e Ibón", afirma emocionado. "Aprovecho cada segundo para vivir, porque me han dado esta segunda oportunidad y hay que aprovecharla al máximo", añade.

Además de hacerle más consciente de lo que es importante en la vida, Luis se ha llevado de esta experiencia muchos amigos, gran parte de ellos médicos del hospital Clínico, a los que les agradece el cariño y el interés que le han prestado. "Es que solo tengo cosas que agradecerles. Me siento un privilegiado. Siempre me he sentido arropado y apoyado por mucha gente", reconoce emocionado Luis, que impulsó junto a los primeros trasplantados en Aragón la Asociación de Enfermos y Trasplantados Hepáticos de Aragón (Aetha).

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