Utrillas: del interior de la mina a guardianes del patrimonio

Un grupo de extrabajadores de las explotaciones mineras de Utrillas colabora con el Ayuntamiento en la recuperación de los bienes culturales de la extinta empresa MFU para usos turísticos.

Antonio Fontenla, presidente de la Asociación de Voluntarios del Patrimonio posa en el archivo de MFU.
Antonio Fontenla, presidente de la Asociación de Voluntarios del Patrimonio posa en el archivo de MFU.
Antonio García/Bykofoto

Transformar un pueblo minero que hasta hace tres décadas vivía exclusivamente de la extracción de carbón en un reclamo turístico no es tarea fácil. Eso lo saben bien los 28 miembros de la Asociación de Voluntarios del Patrimonio de Utrillas, un colectivo integrado, principalmente, por extrabajadores de las minas que lleva dos años empeñado en revalorizar las antiguas infraestructuras mineras e industriales de la localidad para uso cultural.

El grupo comenzó su labor catalogando el colosal archivo de MFU, la empresa Minas y Ferrocarriles de Utrillas -antigua propietaria de la inmensa mayoría de las explotaciones de carbón de la localidad y de su entorno­-. Bucean a diario en las 2.500 cajas que la compañía cedió al Ayuntamiento tras abandonar su actividad. Un ingente patrimonio que consta de 50.000 documentos y 8.000 planos, algunos de gran valor como un mapa de grandes dimensiones fabricado en tela de 1940. "Es un auténtico santuario de los cien años de historia de MFU y de Utrillas", apuntaba el presidente de la Asociación, Antonio Fontenla, un ingeniero ya jubilado, nacido en Palma de Mallorca "pero enganchado a esta tierra desde hace 24 años", como asegura. Al archivo, instalado en el edificio de las antiguas escuelas que MFU construyó para los hijos de los mineros, acuden cada día para ordenar los documentos. El grupo ha catalogado hasta ahora el 15% de los legajos, apilados en rollos en los estantes. Pero se plantea en un futuro su digitalización. Ganas no les faltan, solo el dinero para adquirir una digitalizadora.

Utrillas: del interior de la mina a guardianes del patrimonio

Los mineros transformados en los guardianes del patrimonio no reciben compensación por esta labor, sin embargo dicen que la realizan "encantados". "Son actividades que nos mantienen ocupados –explica el secretario de la Asociación, Juan José Martín–. Todos los días venimos al archivo y los fines de semana actuamos como guías del Museo de la Ciencia y del Parque Minero".

Con su buena disposición, el colectivo ha logrado poner en valor los diferentes elementos patrimoniales de la localidad con el apoyo del Ayuntamiento. "La idea surgió con el objetivo de poder generar un beneficio para el pueblo, crear empleo, y se han logrado dos puestos de trabajo", aseguraba Martín.

Los exmineros aportan su singularidad cuando recorren las distintas estancias del Museo de la Ciencia, habilitado en el antiguo hospital, con los grupos de turistas. "Cada uno damos nuestro toque personal a las visitas guiadas –aclaraba el secretario–. Cuando contamos anécdotas a los turistas, ya los tenemos ganados". Antonio Fontenla siempre aprovecha su discurso frente a los visitantes para dar rienda suelta a las reclamaciones populares. "En un momento de la visita me vuelvo muy reivindicativo –confesaba–, hablo sobre el abandono al que someten los políticos a los pueblos y a que esta zona debería tener un mejor trato".

La oferta turística se completa con el Parque Temático de la Minería, un conjunto de infraestructuras del antiguo pozo de Santa Bárbara, con los recorridos en tren propulsados por auténticas máquinas de vapor como las grandes joyas de la visita. Un castillete, al que iba anclado el ascensor por el que descendían los trabajadores a las galerías, domina como una pequeña torre Eiffel el complejo. Esta estructura metálica, ahora restaurada, fue testigo de uno de los más graves accidentes ocurridos en la minería turolense, un suceso que se cobró en 1959 la vida de 13 mineros. En un momento del relevo, cuando los operarios estaban subiendo al exterior, se produjo una fuerte deflagración que marcó para siempre con un lazo negro la historia de Utrillas.

El censo de la localidad ha descendido a la mitad desde finales de los ochenta tras el cierre de todas las minas de carbón. Fontenla sostiene que el sector turístico podría contribuir a frenar el declive poblacional. "El turismo minero está ahora en auge y hay que aprovecharlo –apuntaba–. Si conseguimos que el 20% del PIB provenga de este sector, será todo un éxito". De momento, los guardianes del patrimonio han detectado un creciente interés por el Parque Temático y su recorrido ferroviario, que en noviembre se amplió. El número de visitantes creció en 2016 un 35%, y esperan que este año sea similar. "Hasta hace poco, los valencianos no pasaban de la ciudad de Teruel; ahora sí", confirma Juan José Martín, quien asegura que al calor del Parque y del Museo ya se ha creado en el pueblo la primera empresa vinculada al turismo de aventura.

Utrillas trata de difundir, asimismo, su vertiente docente. El antiguo y elegante edificio donde se alojaban los ingenieros de MFU es ahora una acogedora residencia de estudiantes, que acuden cada año a los congresos sobre geología que tienen lugar en la localidad y en los pueblos del entorno.

Una galería que simula el acceso a las profundidades de una explotación de carbón

Los turistas llegan al Museo de la Ciencia y Arqueología Minera –un antiguo hospital de MFU– en un tren impulsado por una máquina de vapor. Y acceden a sus dependencias a través de ‘la Puerta de los Muertos’, que se llama así porque por ese acceso entraban los enfermos más graves accidentados en los pozos de carbón. En el vestíbulo, una reproducción de una antigua máquina de tren, que puede circular durante unos metros, da la bienvenida a los visitantes. Cerca, se muestra una ambulancia de principios del siglo pasado. Uno de los principales atractivos de este singular museo es la recreación de una galería, en la que las herramientas típicas de los mineros, así como las vagonetas donde transportaban el carbón permiten a los turistas adentrarse en el desconocido mundo de la minería. Este edificio que conserva originales la cancela modernista de madera y las escaleras que conducen a los pisos superiores, completa su propuesta cultural con maquetas interactivas y muestras geológicas y de fósiles. El lado más emotivo lo proporciona un audiovisual con testimonios de mineros.

Máquinas de tren centenarias, las joyas del extenso patrimonio minero

Si hay algún material que ocupe un lugar destacado en el vasto patrimonio minero que se conserva en Utrillas es la flota de locomotoras de vapor de MFU, de las cuales solo se conservan en el pueblo dos: la Hulla, que data de 1904; y la Palomar, una preciosa máquina que está en fase de restauración por la Asociación de Amigos del Ferrocarril y los Tranvías de Zaragoza. Esta entidad colabora desinteresadamente con la Asociación de Voluntarios del Patrimonio de Utrillas en la puesta en valor de los bienes de MFU. La empresa disponía de 9 máquinas capacitadas para trasladar el mineral desde las bocaminas hasta el lavadero de carbón, un recorrido de 3,5 kilómetros que pretenden recuperar ahora para usos turísticos. De momento, la vieja locomotora Hulla, que se mantuvo en activo hasta 1966, realiza 2,8 kilómetros transportando a los turistas desde el antiguo pozo de Santa Bárbara ­–actualmente el Parque Minero– hasta el Museo de la Ciencia. Algunas máquinas tienen una extensa historia detrás, como es el caso de Palomar, construida en 1918 en Alemania, que antes de pasar por Utrillas estuvo en la zona del Tigris (Irak) y en el Rif, en manos del ejército español.

LOS IMPRESCINDIBLES

La colección de lámparas mineras

En uno de los edificios de los antiguos almacenes de MFU se exhibe la mayor colección de lámparas mineras de Europa. Un total de 1.200 piezas con las que los mineros iluminaban las galerías.

El antiguo hospital

Para albergar el Museo de la Ciencia se ha habilitado el hospital que atendía a mineros. Construido en 1920, lo regentaron las monjas de San Vicente de Paúl hasta que cerró en 1992. Conserva la cancela de madera modernista.

Las duchas, tras salir de las minas

Un recinto curioso lo conforman las duchas de los mineros, en donde se aseaban antes de regresar a su casa. Un sistema de poleas y vapor conservaba la ropa seca y los utensilios de aseo controlados.

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