Santa Cruz de la Serós: al rescate de las tradiciones en la granja de la vida

En el magnífico entorno de Santa Cruz de la Serós, Xavi y Lola ejercen desde su finca El Riorcal una labor de ganadería extensiva, rescate de especies y pedagogía de apuesta por lo natural.

Xavi Pujol conduce a uno de sus burros a la orilla del río.
Xavi Pujol conduce a uno de sus burros a la orilla del río.
Laura Uranga

Xavi Pujol anda por la cuarentena; es catalán, y lleva dos décadas largas en la Jacetania, a donde llegó por razones de la ya extinta milicia obligatoria. La granja El Riorcal hace de su vida una aventura continua; situado en una finca a las afueras de Santa Cruz de la Serós, este espacio rompe esquemas en la gestión agrícola y ganadera actual por su estrecha ligazón con los modos tradicionales, la apuesta por la ganadería extensiva y el respeto extremo a los dictámenes de la naturaleza; se minimiza la intervención en los ciclos vitales de los animales.

Xavier tiene además la suerte de compartir reto y entusiasmo con su pareja, Lola Calderón. Son granjeros y pedagogos, investigadores y alumnos en la universidad de la tradición. Aprenden cada día de la experiencia y de los mayores; ejecutan con alegría la transmisión de conocimiento a quienes vienen a buscarlo, desde los chavales a sus coetáneos.

Santa Cruz de la Serós: el Riorcal, o cómo hacerse uno con la naturaleza

"En 1995 –cuenta Xavi– acabé mis estudios de técnico agropecuario en Barcelona. Busqué trabajo allá, sin suerte, y me llegó el turno en el servicio militar. Como era montañero y esquiador, apunté al Pirineo; por proximidad tenía la opción de Viella, pero también podía ser Benasque o Jaca. Me tocó Jaca. Al poco de llegar entré en contacto con el Instituto Pirenaico de Ecología y conocía a Enrique Balcells, su fundador, que se convirtió en mi mentor hasta que murió".

Poco antes de morir, Balcells –asociado con Xavi– compró la finca en la que luego se desarrollaría el proyecto de El Riorcal. "Yo trabajaba de guía de montaña, y ese trabajo me permitió adquirir nuevos conocimientos. Yo hablaba con los pastores viejos y me decían que nadie iba a seguir con la tarea cuando ellos se fueran, volvía uno o dos años después y ya no estaban, la maleza se había apoderado de sus pastos. Este entorno se iba al garete… así que nos planteamos recuperar la zona y divulgar nuestra filosofía. Nos vendieron la finca; fue la segunda opción, porque la elegida estaba en otra parte del pueblo, pero el propietario se echó atrás el día que íbamos a firmar; alguien le pagaba el triple. Era un proyecto de hotel con golf que finalmente no prosperó".

Bendito plan B

Los dueños de la finca que hoy alberga El Riorcal salieron al quite para ofrecerles su propiedad a buen precio, al enterarse de lo que había ocurrido. Bingo. "Empecé a desbrozar –recuerda Xavi– y aparecieron muretes antiguos, un resto de poblado neolítico, un huertecico que parecía ser el único de la zona... el barranco en el que estamos se llama Orcal, de ahí el nombre de la granja. El río se seca en septiembre, menos este trozo nuestro. Un abuelo me dijo que de crío había visto una fuente aquí... y también la hallamos".

Xavi no se corta un pelo al calificar su tarea como cultura de alto nivel. "Es lo que recibimos de los mayores, y lo que entregamos a nuestros clientes. Desde el modo de esquilar a tijera hasta el ordeño, la limpieza de campos... de todo. Abrimos en 2006 después de tres años de preparación. Al principio recibimos una subvención de Leader, pero no duró porque es un proyecto de autoconstrucción en el que muchos materiales vienen directamente de la naturaleza".

La transmisión oral a Xavi y Lola llegó de los bares de Jaca. "Nos íbamos todos los días a tertulias de los mayores, para contrastar información. Allí aprendimos, por ejemplo, a segar mejor, a trabajar la médula de abeto… cosas que no aparecen en Google".

En el Riorcal se hace ganadería extensiva, lo que significa que sus animales andan libres... con la excepción de las cerdas en época de preñez, que duermen en cuadra. "A la gente le choca, porque parece que se han escapado; nosotros les decimos a los visitantes que tratamos a los animales como nuestros verdadero mecenas, porque nuestro trabajo tiene sentido gracias a ellos. La dignidad del animal desde que nace hasta que muere es muy importante para nosotros, y así lo explicamos.  Vienen colegios, familias y cada vez más adultos solos, lo que ayuda a no puerilizar la actividad;_estamos para servir a todos los públicos".

Xavi y Lola se turnan en las tareas cotidianas y en alguna sobrevenida, como ayudar en la extinción de un incendio o buscar a sus cabras en las cumbres después de que los animales emprendieran unos días de excursión. Lo de vacaciones es un concepto relativo. "Dos días fuera de aquí ya son muchos, hay que hacerlo de vez en cuando, pero nuestras vacaciones no son para evadirnos, aquí todo fluye. Y aprendes a aceptar las realidades inalterables: Aquí todo es bueno y malo a la vez, sin sol no hay vida pero si hay mucho, mal".

Con el pueblo, la relación siguió patrones clásicos: un punto de desconfianza, seguido de la aceptación que generan proyectos de espíritu sano. "Imagínate –ríe Xavi– que llega a tu pueblo aragonés un catalán que hace su corral con piedra y barro y se pone a hablar del rescate de especies antiguas. Me decían: ¿Y eso para qué lo haces? Porque me gusta; vendrá gente de la ciudad, y pagará por verlo, decía, porque lo que tenéis no lo tienen allá".

Al rescate

De los rescates exitosos de especies en El Riorcal hay que destacar el cerdo bigurdano o pirenaico, procedente del Bigorre francés y que caló en la zona por los trueques de cordero por cerdo entre los pastores de ambos lados del Pirineo. "Con la llegada del cerdo rosa de Europa central, esa raza –recuerda Xavi– desapareció. Ahora se ha rescatado. También hay otra raza muy interesante que ha vuelto: el caballo cántabro pirenaico, de origen prehistórico. Son más pequeños que un alazán, apenas algo mayores que un pony, pero fortísimos e ideales para limpiar y marcar las mejores rutas en el monte, sin los atajos que toman las vacas. Estamos limpiando unos huertos milenarios con ellos. Nos traen fuerzas renovadas para seguir".

El hechizo de San Juan de la Peña

En el término municipal de Santa Cruz de la Serós se encuentra una de las joyas de más relevantes de la arquitectura medieval en todo el norte de España: el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, testigo del nacimiento del Reino de Aragón, donde descansan un buen número de reyes y notables. Enclavado bajo paredes de roca conglomerada, esta joya del románico aragonés atesora dos iglesias, el panteón real y el originalísimo claustro, cubierto por la roca y adornado por bellos capiteles. Las edificaciones conservadas son excelentes testimonios de las sucesivas formas artísticas correspondientes a cada época en la que este singular centro tuvo vida. Destacan sobre todo los siglos del románico (entre el XI y el XIII) con notabilísimas muestras de arquitectura, pintura y, sobre todo, de la escultura. El Monasterio Nuevo, erigido en el siglo XVII, tiene integrado en un lateral el Centro de Interpretación del Reino de Aragón; también se cuenta con un segundo espacio museístico dedicado al propio conjunto, que se completa con una confortable hospedería, que en el transcurso de los años se ha convertido en sede habitual de eventos corporativos y bodas.

LOS IMPRESCINDIBLES

Embarrarte

Taller de cerámica situado junto a Santa María. Desde 1993 es un atractivo turístico más: se elaboran piezas en el torno y se trabajan las cerámicas en vivo. También se puede aprender sobre el ajedrezado jaqués y las chimeneas pirenaicas.

Santa María y San Caprasio

La parroquial (foto) es el último vestigio del monasterio femenino fundado a fines del siglo X por Sancho Garcés II Abarca y su esposa Urraca. También brilla la iglesia de San Caprasio, magnífico ejemplo de románico lombardo.

El Espantabrujas

Además de la oferta integrada de turismo rural, destaca por su restaurante, con una especialidad muy aplaudida: el lechazo de cordero asado, seguido de cerca por la tarta de queso casera._Además, hay unas vistas de fábula.

-Ir al especial 'Aragón, pueblo a pueblo'.

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