Las familias reclaman "más flexibilidad" en el periodo de adaptación de infantil

Aseguran que los enrevesados horarios dificultan la conciliación laboral.

Imagen de archivo de los alumnos del colegio público de Vadorrey.
Imagen de archivo de los alumnos del colegio público de Vadorrey.
Aránzazu Navarro

Alejandro empezará mañana 1º de infantil, pero solo irá al colegio de 10.00 a 11.15. Allí coincidirá con cinco de sus 12 compañeros, ya que el resto entrarán de 11.30 a 12.45. Al día siguiente, irá de 11.30 a 12.45 y el lunes, volverá a clase de 10.00 a 11.15. Su horario volverá a cambiar el martes, día en que esperan, ya a los 13, de 10.00 a 12.45. Este es un ejemplo del enrevesado periodo de adaptación al que se enfrentarán estos días los niños que empiezan esta etapa educativa en los colegios públicos de Aragón.

Semejantes horarios (cada centro marca los suyos) obligan a muchos padres a tirar de abuelos o incluso a cogerse vacaciones para poder ir a buscar a sus hijos, de ahí que colectivos como la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón (Fapar) reclamen "más flexibilidad" en estos periodos de adaptación, que a menudo ponen a prueba la conciliación laboral.

Aunque ahora duran días y no semanas (en tiempos llegaban a prolongarse hasta las fiestas del Pilar), el colectivo aboga por "facilitar el uso del comedor y del programa de madrugadores" a aquellos padres que lo necesiten, ya que se dan situaciones (sobre todo en aquellas familias que tienen hijos en otras etapas escolares) muy difíciles de resolver. "Si un niño termina a las 11.15 tienen que ir a recogerlo. Las alternativas son bastante limitadas para quienes no pueden conciliar", apuntan desde la agrupación.

Pese a que estos días son "pedagógicamente necesarios" para que el niño conozca a sus compañeros y las instalaciones del centro, Fapar advierte de que, aunque el inicio de las clases sea progresivo, siempre hay un salto brusco de cuatro o cinco horas al terminar la adaptación. Sí considera "imprescindible" acudir a las entrevistas con los tutores. "Les ayuda a conocer las necesidades del niño y su personalidad. Deberían extenderse a otros cursos", admiten desde el colectivo.

Ansiedad por separación

Ginesa López, profesora del área de Psicología Evolutiva y Educativa de la Universidad de Zaragoza, explica que a esas edades se suele dar lo que se conoce como "ansiedad por separación". "Los niños se sienten inseguros al separarse de su figura de apego, ya sea su padre, su madre o su abuelo", indica. En su opinión, estas jornadas ayudan a que los escolares "no asocien el colegio con algo malo el primer día", de ahí que las considere "una idea buena y necesaria". "Al estar pocas horas, el niño se queda con la idea de que enseguida van a ir a recogerlo", dice.

Admite, en todo caso, que el tiempo de adaptación "depende de cada uno", ya que hay menores que han pasado ya por la guardería, otros que han estado en casa... "Algunos se habitúan a las pocas horas y otros tardan bastante más. Los colegios suelen buscar una media que satisfaga a todos los perfiles", razona.

Lo importante, según explica López, es que los niños asocien el centro "con algo positivo" desde incluso antes de empezar. "Es conveniente que los padres los vayan preparando a lo largo del verano, decirles que van a entrar al colegio, que harán amigos y que lo pasarán bien. Hay que plantearles un escenario lo más positivo posible", asegura.

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