Así se fotografía el Monte Perdido desde la otra punta de Aragón

La fotografía de larga distancia requiere de planificación, cuidado e ingenio. Algunos aficionados acoplan telescopios al cuerpo de la cámara.

Estampa del Monte Perdido y sus cimas vecinas, tomada desde Cantavieja, en Teruel.
Estampa del Monte Perdido y sus cimas vecinas, tomada desde Cantavieja, en Teruel.
Juanjo Díaz de Argandoña (beyondhorizons.eu)

No resulta complicado observar la cordillera pirenaica desde la capital aragonesa, siempre y cuando el día amanezca despejado. Sobre todo si los colosos de piedra están jalonados por un manto de nieve abundante. Lo mismo ocurre algunos kilómetros hacia el sur: si el lector es ciclista y pedalea de forma habitual por la carretera de Valencia y las comarcales que la rodean, sabrá que pasado Botorrita, en plena subida hacia Jaulín, la postal de las cimas más notables ayuda a sobrellevar el desnivel.

Pero, ¿qué sucede si uno continua la marcha hacia la provincia de Teruel? ¿Se pueden seguir avistando las montañas? ¿Existe la posibilidad de captarlas a través del visor de una cámara fotográfica e inmortalizarlas? Pues no solo es posible, sino que se ha hecho. La imagen que ilustra ese artículo retrata el Monte Perdido y los picos vecinos y está tomada desde Cantavieja, en la Comarca del Maestrazgo, a 260 kilómetros de distancia en línea recta del imponente macizo.

El autor de la fotografía, publicada en el blog ‘Beyond Horizons’ (‘Más allá de los horizontes’ en inglés), es Juanjo Díaz de Argandoña, un ingeniero aficionado a la fotografía y a la montaña. La suma de las dos aficiones le ha llevado por el camino de las estampas de larga distancia, que obtiene con un cuerpo de cámara asequible (una Nikon D5100) y un objetivo que sorprende a los no iniciados: “En lugar de utilizar un teleobjetivo, cuyos precios son muy altos, lo que hice para conseguir la foto es acoplar un telescopio con una sola lente, frente a los diez que podría tener el tele, y enfoque manual... que la montaña no se va a mover de ahí”, apunta con sorna el autor de la instantánea.

La fotografía compartida por Juanjo “está retocada, aunque muy poco, lo justo para solventar el efecto del telescopio, que distorsiona los costados” y presenta varias franjas de colores bien diferenciados. Estas se explican porque “la imagen fue tomada en un momento de altas presiones (anticiclón), que hacen que el aire se estratifique. Lo que se ven son capas de polución -en las franjas oscuras- y de aire especialmente limpio -las claras-”. Su Nikon se encontraba configurada con una sensibilidad ISO 160 y una velocidad de obturación 1/400.

Otro aspecto a tener muy en cuenta para tomar fotografías de este tipo es la planificación, y no solo a nivel meteorológico. La fecha elegida, un 23 de diciembre, no es casual, y el autor señala por qué: “En esos días de final de año, cercanos al solsticio de invierno, el sol enfoca las cimas desde el sur en las primeras horas de la jornada y esa iluminación favorece el tipo de foto que se pretende”. Aquel día de 2014, Juanjo se levantó hacia las 5.00 de la mañana y pulsó el disparador unas horas más tarde, a las 9.22.

Unas fechas y un horario parecidos a los que rodearon otra foto del Monte Perdido, esta vez desde Peñagolosa, uno de los puntos más altos de la provincia de Castellón. Fotógrafo y protagonista de la imagen se encontraban aun más lejos, a 275 kilómetros de distancia. La lente empleada en esta ocasión es la misma -el telescopio ED80 APO refractor- y el resultado tan espectacular o incluso más, con una hilera de molinos de viento en primer plano que sirven de perfecto contraste.

El Monte Perdidio, capturado desde Peñagolosa, en Castellón. Juanjo Díaz de Argandoña (beyondhorizons.eu)

Los Alpes, desde los Pirineos

Marc Bret, compañero de aficiones de Juanjo, hizo público tiempo después el más difícil todavía: captar con su cámara el pico Gaspard -en el macizo de los Ecrins, en los Alpes franceses- desde el pico Finestrelles, en el Pirineo gerundense. Hay nada más y nada menos que 443 kilómetros entre uno y otro. “Posiblemente, se traten de las fotografías del paisaje mas lejano retratado hasta ahora desde un punto terrestre. En otras palabras, un posible récord mundial”, comenta el autor.

El Pic Gaspard francés, desde el pico Finestrelles, en Gerona. Marc Bret (beyondhorizons.eu)

Una empresa para la que no se sirvió de cámara réflex ni de un telescopio. Le bastó con una compacta de gama alta con ultrazoom (una Panasonic FZ72) y de varias pruebas en busca del punto, el momento -antes de la salida del sol- y las condiciones más idóneas, con “una situación atmosférica inmejorable, sin variaciones”. A nivel técnico, en lo que a los ajustes de la cámara se refiere, “no hubo mucha complicación”. Marc se valió de una distancia focal infinita y una exposición larga, aunque inferior al segundo.

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