Siete formas para salvarte cuando te entra la modorra en clase

Basta de bebidas energéticas y café para mantenerse activos. No necesitas sustancias, sino disciplina.

Siete formas para salvarte cuando te entra la modorra en clase
Siete formas para salvarte cuando te entra la modorra en clase

Durante la temporada de exámenes algunos alumnos modifican sus horarios de sueño, de alimentación y las sustancias que ingieren. Así, no es extraño pasear por la biblioteca y ver estudiantes que ya van por su tercera o cuarta taza de café a las 12 de la mañana o que durante estas fechas su bebida estándar es la energética.

Si las clases se hacen duras, hacer trabajos ha agotado tu creatividad y las horas de estudio son te resultan interminables, existen varias formas de reactivar energías sin necesidad de ingerir determinadas sustancias en exceso, así como numerosas técnicas para que el estudio resulte eficiente y ameno. La respuesta está a menudo en tu propio cuerpo, solo hace falta algo de disciplina.

1. Técnica Pomodoro. Esta teoría defiende que el trabajo administrado por etapas e intercalando pausas es mucho más eficiente. Este método fue desarrollado por Francesco Cirillo en los años 80, y propone hacer pausas de 5 minutos cada 25 de trabajo. No obstante, la frecuencia y distancia entre las pausas puedes adaptarlas a tus necesidades.

2. Pequeñas recompensas. "Cuando me acabe este tema...". Consentirse algún capricho para motivar el estudio es una forma de animarse a continuar con el trabajo. Una llamada telefónica a algún amigo, la merienda, salir a dar una vuelta a la manzana o ver un monólogo o algún vídeo breve puede ser una forma animarse para seguir con el trabajo. Eso sí, si el tiempo invertido en el capricho gana terreno al de la tarea, esta técnica no es para ti.

3. Frutos secos, chocolate, chicles, caramelos y agua. Mantener las mandíbulas activas ayuda a que el cerebro no se amodorre. Puedes utilizar las pausas entre clase y clase para comer unos frutos secos, una pieza de fruta, algo de chocolate o beber agua. Lo que viene siendo el almuerzo de toda la vida, vaya.

4.  Dar una vuelta a la manzana. A veces parece que si no eres fumador no está justificado que salgas a la calle a tomar el aire. Pero tomar aire fresco y dar un paseo, a ser posible por una zona verde, ayuda a despejar las ideas y a desconectar del recargado ambiente de estudio.

5.  Mirar un objeto rojo. La ciencia tiene muchas teorías sobre la importancia de los colores. Un reciente estudio de la universidad canadiense de British Columbia concluyó que las personas que habían realizado el test sobre materiales rojos habían mejorado el memoria y atención al detalle. ¿Tal vez sea buena idea usar el color rojo para subrayar?

6.  Sentarse recto. Confianza, energía y optimismo. Eso transmite una espalda erguida, según el psicólogo Pablo Briñol, en su estudio 'Body posture effects on self-evaluation: A self-validation approach', publicado en el European Journal of Social Psychology. Obligarte a sentarte en una buena postura, además de prevenir dolores y problemas de espalda, mantendrá activa tu mente.

7. Mirar por la ventana. O a un compañero. O un viandante que cruce la calle. El objetivo es centrar la atención en una cosa totalmente diferente de la que estés haciendo para poder desconectar y, después, volver a poder centrarte en el problema que ocupa tu mente, ya refrescada.

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