Antonio Blasco: "En 2007, con 50 € tenías la carne de la semana. Ahora no"

Antonio Blasco y su familia compran mayores cantidades de comida para congelarla después y así hacer frente a los elevados precios.

Antonio mira los productos en una frutería, en San Miguel.
Antonio Blasco: "En 2007, con 50 € tenías la carne de la semana. Ahora no"
R. Labodía

Antonio Blasco vive en Zaragoza con su mujer, Carmen Nuez, y su hija Malú, estudiante de 17 años. Él trabaja en una multinacional del sector del metal y su mujer es ama de casa y asistenta de la limpieza en domicilios a tiempo parcial. Con un sueldo que en poco supera los 1.000 euros al mes, en esta familia hacen cuentas cada vez que van al supermercado. Suelen hacer la compra mensual, y también han incluido algunos cambios en sus rutinas desde el paso de la crisis económica.

"Hace unos diez años, en 2007, con 50 euros nos llegaba para comprar toda la carne de la semana. Ahora no, es imposible", afirma la pareja, que insiste en que puede comparar porque más o menos compran las mismas cantidades y para las mismas personas. "A no ser que vayas a grandes superficies y compres la carne, como la cinta de lomo y la pechuga de pollo sin filetear, no ahorras", sostienen.

Coinciden con Antonia en que el incremento del precio de las frutas y verduras les ha obligado a renunciar en parte a la calidad del producto. "He pasado de comprar siempre judías verdes frescas a comprarlas congeladas. La diferencia es abismal: un kilo fresco cuesta 7 euros y una bolsa congelada de la misma cantidad, dos", cuenta Carmen. Con lo que se ahorra, compra "una col, acelga o borraja, y sale mucho más a cuenta".

La alternativa de esta familia pasa, en la mayoría de las ocasiones, por comprar mayores cantidades de comida y congelarla después. "Tanto en las grandes superficies como en las pequeñas carnicerías, hacen lotes o descuento cuando adquieres bastante cantidad", cuentan. De hecho, cuando llegó la crisis en 2008 apostaron por comprar un congelador extra, porque consideraron que en el largo plazo se beneficiarían. Cuando no se encuentran este tipo de ofertas, reconocen que compran "menos cantidad".

"También tiramos de marcas blancas, porque la diferencia, por ejemplo, en un kilo de espaguetis, es de más de 30 céntimos", recuerdan. Las ofertas de tres por dos o dos por uno también son un importante reclamo para esta familia.

"No solo hay que comer"

Antonio recuerda que hace diez o quince años, eran habituales las cenas entre amigos o familia, y afirma que otro de los capítulos que han reducido en el presupuesto familiar es el del ocio. "Ahora no se puede llegar a todo y hay que ser consciente de ello", cuenta. Además, constata la "notable subida" de la electricidad. "El sueldo tiene que estirarse mucho, así que es importante intentar ahorrar con pequeños gestos para poder llegar a hacer las mismas cosas".

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