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"Escuchamos como si cayeran piedras y luego un gran estruendo"

Antonio Lizana decidió llamar a la policía después de escuchar "ruidos extraños" en la ladera de detrás de su casa y gracias a su aviso se evitó una desgracia mayor.

La unidad canina de Zaragoza inspeccionó la zona con los perros para descartar personas sepultadas.
La unidad canina de Zaragoza inspeccionó la zona con los perros para descartar personas sepultadas.
DPZ

Pasaban las once de la noche cuando Antonio Lizana comenzó a escuchar ruidos extraños detrás de su casa, en la falda de la ladera de Pui Pinos de Alcañiz. No le dio mayor importancia, "era una cosa normal, un ruido como si cayeran piedras", dice. Una hora después, cuando Antonio ya estaba medio dormido, un estruendo le despertó y le hizo saltar de la cama. "Escuchamos un ruido tremendo y vimos una gran polvareda". En ese momento comenzó a preocuparse y llamó a la Policía Local. Su llamada consiguió evitar una desgracia mayor.

Los efectivos no tardaron en llegar y comenzaron a inspeccionar la zona. Los bomberos también se acercaron para verificar lo ocurrido y rondando las dos de la madrugada se decidió desalojar a los vecinos que corrían mayor peligro, un total de 12 personas. "Vinieron los bomberos y nos dijeron que teníamos que irnos. Al principio pensaba que no era para tanto, que no hacía falta que nos fuéramos, pero al final sí que ha sido bastante grave", señala Antonio Lizana, aún con el miedo en el cuerpo. El desalojo se amplió a otras 21 personas de viviendas colindantes; y rondando las cinco de la madrugada se produjo el derrumbamiento.

En total, 33 personas fueron desalojadas y, excepto tres que han preferido trasladarse a viviendas de familiares y amigos, todas se hospedan en un hotel céntrico de Alcañiz. Salieron de sus casas "con lo puesto" y por la tarde se encargaron de comprar medicamentos e incluso ropa puesto que se prevé que no puedan entrar en sus viviendas en unos días. El Ayuntamiento se encarga de su manutención a la espera de los informes técnicos que les permitan volver a su hogar. "Estamos contentos con el Ayuntamiento porque nos ha ofrecido mucha colaboración en todo. Ahora solo queda esperar", sentencia Lizana, que trasmite la incertidumbre, el miedo y los nervios de los vecinos.

Pero también hubo afectados que no fueron desalojados, como los vecinos de la casa colindante a los dos garajes que se hundieron. Tuvieron que huir de su hogar una vez ocurrido el desastre. "Se nos ha aparecido la Virgen. A nosotros no nos vino a desalojar nadie y nos hemos enterado cuando ha pasado todo", destaca Miguel Ángel Gargallo. El tremendo derrumbe de la ladera despertó a Miguel Ángel y sus padres en mitad de la noche. "He escuchado un ruido muy fuerte y he visto mucho polvo, pero pensaba que era el viento. Enseguida ha venido mi madre y me ha dicho que las casas de nuestro lado se habían venido abajo. Entonces llamamos a la Policía y nos marchamos de casa", relata Gargallo, que también tuvo que dejar su coche bajo los escombros.

El balance que ha dejado el deslizamiento de tierra es de tres edificios destruidos. Uno de ellos era una vivienda que por suerte no estaba habitada, mientras que los otros dos eran cocheras en las que había vehículos aparcados que han quedado sepultados. Además, el desprendimiento provocó daños en otras tres casas colindantes que perdieron parte de sus fachadas y vieron afectados los bajos de sus hogares.

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